¿En serio? ¿En serio estás haciendo esto? Me pregunté mirando el edificio de ladrillos frente a mi. Apenas habían pasado 12 hs y yo estaba de nuevo frente a la calle de Jones. yo no tenía realmente una excusa para estar aquí, salvo que quería estar aquí. Yo me había pasado toda la mañana buscando una razón para enloquecer después de besarlo, en serio, me desperté, observé mi rostro en el espejo y hasta probé gritar por si eso ayudaba, no lo hizo, yo no estaba enloqueciendo ni nada.
O bueno, tal vez yo sí había enloquecido porque lo unico que había hecho fue tocar mis labios con la punta de los dedos y repasar como se había sentido. Yo no había podido obligarme a mi mismo a que me desagradara lo que había hecho. Sí, me había sentido un poco raro, sí, era diferente, había musculos firmes y angulaciones donde debería haber suavidad y redondeces, Sus manos eran más asperas, sus caricias más rudas, Jones no era un hombre afeminado, si iba con algo del paradigma sobre la homosexualidad con el que me habían criado en casa, sería por lo histerico, pero nunca por lo afeminado, yo podía verlo y veía a un hombre, uno de ciudad, un poco señorita, pussy, como diría mi madre, no un chico de campo sobre un caballo o un tractor, no esa clase de "hombre" que se dedica al trabajo de fuerza bajo el sol, pero si un hombre, sin duda. Contra todo pronóstico, eso no me había hecho correr lejos, yo de hecho, quería más, incluso si antes de irme Jones me había aclarado que esos besos nunca habían pesado entre nosotros ni se repetirían, yo había estado de acuerdo, solo que sin darme cuenta me había pasado todo mi turno en el hospital pensando en como aparecerme en su residencia sin lucir como un acosador.
Para que conste, yo cumplí y le envié un mensaje a Edward diciendole que había pasado a consultarle a su hermano por un paciente y que lo había visto bien. No aclaré que fue justo unos minutos después de que él se fuera, que el paciente en cuestión no existía, ni que me había pasado una tarde entera besandolo. Eso no tenía por que demonios saberlo nadie. Ni siquiera me atreví a contarselo a Cass esta mañana cuando llegó a casa. De cualquier modo, lo que a Edward Jones le importaba era que yo había visto a su hermano, sano y a salvo, relativamente al menos, de hecho le dije que se veía un poco decaído, como si se estuviera recuperando de un virus, ahora que lo pienso...realmente lo parecía.
Carajo ¿Y si realmente se estaba recuperando de un virus? Casi de forma automática me palpé el cuello y debajo de la mandibula en busca de adenomegalias. Sí, yo no había pensado en eso en el momento que lo besé, carraspeé intentando determinar si mi garganta se sentía irritada, no lo parecía, tampoco me sentía febril ¿Y si me había pescado una mononucleosis? tendría que esperar un par de semanas para saberlo, o podía subir y solo preguntarselo ¿no? lo hacía por mi salud...
Bien, no era como si yo fuera a solo subir y golpear la puerta de mi jefe para preguntrle... eso sería endemoniadamente estupido... y Jodidamente...RARO.
Miré de nuevo de la calle a la entrada del edificio y de ahi a mi motocicleta. ¿Ya qué?
Ni cinco minutos después de saludar al conserje me encontraba de nuevo en frente a la puerta de jones. Le di dos toques, y nada.
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Lo peor de mi (Gay+18)
Novela JuvenilHan pasado varios años desde que Jed y sus amigos dejaron sus años de adolescencia. Cansado de un matrimonio destinado al fracaso, Jed Jones decide apuntarse en clase de Kick boxing para evitar pasar tiempo en casa, lo que no espera es que el ins...