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Volví mi vista a Ross con fastidio

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Volví mi vista a Ross con fastidio. Él hombre era simpático, o eso me hubiera parecido, con sus mil años y sus métodos tradicionales. Su barriga prominente apretando peligrosamente contra los botones de su bata que lleva prendida. Estábamos en medio de un pase de sala, sentados en circulo alrededor de una mesa. llevábamos como hora y media aquí bebiendo café y donas. En otro momento tal vez yo hubiera disfrutado del descanso ¿saben? yo había envidiado un poco a Cass por sus rutinarias horas de café y descanso con su jefe, pero lo cierto era que comenzaba a impacientarme. No habíamos vuelto a este salón desde el mes en el que habíamos quedado a cargo de Ross porque Hitler se había tomado vacaciones tras su boda. Hitler no era de usar esa sala, por lo general hacía las cosas más dinámicas. Si tenía algo que corregirte, lo hacía en los pasillos, si quería enseñarte algo lo hacía frente al paciente. él tipo siempre andaba apurado haciendo una cosa y otra, de hecho hasta cuando lo veía comer andaba caminando hacia algún lado, creo que eso explicaba en gran parte el por que fuera flaco sin hacer deportes y comiendo como desgraciado. Era un culo inquieto, vamos, desde el primer día nos había hecho correr tras él. En realidad creo que luego del primer día donde nos recibió aquí no volvimos a este ala del hospital, no con él al menos. Ross, por su parte parecía encantarle sentarse aquí con sus residentes a contarle historias sobre su juventud. Por el rabillo del ojo vi a Wyatt removerse en su sitio, creo que él estaba tan ansioso porque nuestro jefe volviera como yo mismo, de alguna manera uno se acostumbraba a Jones y luego...

Las risas de Ross llenaron la sala mientras se reía de su propio chiste en compañía de algunas sonrisas corteses de los que decidieron acompañarlo. acababa de hacer un chiste homófobo en ese momento sobre la ausencia de Jones y su culo en cama. Cass a mi lado apretó sus labios en una mueca crispada forzando una sonrisa.

-¿Cómo lo soportas?-Pregunté inclinándome en su dirección para que solo él me escuchara. La sonrisa de Cass se suavizó y entonces sí sonrió realmente regalándome la mueca entre divertida y burlona que siempre guardaba para mi.

-¿Crees que es la primera vez que escucho a un anciano decir algo en contra de un marica? -Cass negó casi imperceptiblemente para él-oh Gabe, el mundo es un lugar muy cruel y Hitler no está en el top 10 de las personas por las que yo discutiría por defenderlo.

Cass volvió sus ojos a Ross y nos quedamos así en silencio, no sé por qué me molestó la actitud de Cass, pero me molestó. Es decir, lo entendía, tenía su punto, pero no volví a hablar con él hasta que por fin pudimos volver a nuestra sala de residentes para ir por nuestras cosas.

Cass y yo dejábamos nuestras mochilas en cubículos continuos por lo que no me sorprendió realmente ver que como siempre mi compañero estaba con su nariz metida en su teléfono, sus dedos tecleando a velocidad luz sobre la pantalla.

-¿Otra vez con el casado?-Pregunté a la ligera quitándome el estetoscopio del cuello para guardarlo.

-¿por qué lo llamas así?-Se quejó deslizando el teléfono en el bolsillo delantero de su bata.

Lo peor de mi (Gay+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora