Tomar decisiones era parte de mi día a día. ¿Cuanto de oxígeno ponerle a alguien? ¿esperar o actuar? ¿ingresarlo a la UCI? ¿Qué fármaco usar? ¿a quién atender primero? no hacer nada también era una decisión. Yo era ágil mentalmente para evaluar a un paciente y tomar decisiones sobre la vida de alguien. Pero fuera del hospital yo era un inepto, en serio. Fuera del hospital yo siempre elegía la opción incorrecta.
Besar a topal había sido una maldita idea estúpida. Yo solo me había dejado llevar por lo suave y rosada que se veía su boca, tan apetecible como media jodida rodaja de sandía. Juro que él me correspondió, por un momento sus labios acompañaron los mios y se sintió tan bueno...tan jodidamente bueno que tuvo que acabar demasiado pronto.
él se apartó.
-No.-Dijo, en el tiempo que le tomó procesar la situación y me tomó ligeramente de las caderas para empujarme lejos -Yo no...-Sacudió su cabeza como queriendo liberarse del aturdimiento-Soy heterosexual.
Lo observé sorprendido, hubiera esperado cualquier excuza para que me aparte menos esa, pero el lucía todo perdido y desorientado, casi asustado, carajo, con sus mejillas rojas a rabiar. Di un paso atrás y él no tardó en erguirse en busca de la salida.
Él en serio parecía estar cursando un momento de gay Panic, mentalmente agradecí que hubiera sido amable al apartarme y que en cambio no me hubiera dado un puñetazo en la cara.
-Lo siento.-Dije, cubrí mi rostro con ambas manos, yo no podía verlo a la cara ¿En serio había leído tan mal todas las señales? -Creí que tú...
Yo creí que él era gay, hubiera apostado mis bolas. Topal negó rápidamente con su cabeza antes de correr por su chaqueta a la puerta.-Yo no. -Volvió a decir incapaz de pronunciar la palabrita con G y 5 minutos después él estaba fuera de mi departamento.
carajo.
Miré a Eddy. Él seguía observando en dirección a donde Gabriel había salido corriendo como si lo persiguieran 7 infiernos. Jesus, Eddy parecía no entender por qué el hombre grande se había ido.
-Papá es un idiota-Le dije arrastrandome al sofa de la sala como respuesta. Él me siguió haciendo sonar el cascabel en la punta de su colita cuando consiguió trepar a mi lado. Jesus. Miré mi teléfono, Romeo había enviado un:
"Buenas noches, amore"
Tomé una de las almohadas del sillón y hundí mi cara en él.
Yo era patético.
Probablemente acababa de conseguirme una denuncia por acoso en la dirección del hospital. Era lo único que me faltaba, yo tenía una reputación intachable como profesional, podía ser una persona con un carácter de mierda pero nunca había tenido un problema a nivel laboral. Es decir, yo me cuidaba mucho de que no pudieran agarrarme, había mucha gente a la que no le agradaba y sabía que más de uno de mis colegas quería sacarme del medio para tomar mi puesto
Era uno de los jefes de servicios más jóvenes del St. Patric y para muchos yo no merecía ese puesto por tener la fama de haberme acostado con uno de mis profesores, lo que era y no, una mentira. Alexander Wyatt y yo habíamos tenido un affaire, eso era cierto, pero había sido cuando el hombre fue doctor de mi hermano.
En retrospectiva yo entendía que había sido un crío manipulado por su propia polla, yo tenía a Edd entrando y saliendo del hospital, por entonces Eric también estaba tocando fondo con sus propias mierdas, por lo que prácticamente vivía en el St. Patric, si no era por uno por otro, y luego estaba ese apuesto hombre maduro con el cabello poblando canas y la bata de doctor que siempre estaba alrededor interesándose por como estaba. A eso había que sumarle las hormonas de un adolescente y el hecho de que Alexander Wyatt era un hombre atento, apuesto, inteligente y casado. Uno casado con una mujer increíble con la que luego me enteré que tenía 3 hijos.
Vamos que luego nunca pude sentirme del todo bien viendo a Olivia Wyatt a la cara. Era una buena mujer que había ayudado a mi hermano y yo había sido el hijo de puta que se había abierto de piernas para su esposo para que descargara su bicuriosidad repetidas veces.
El que Alexander fuera luego mi profesor en la universidad no había hecho las cosas menos incómodas cuando nos reencontramos en mi segundo año de carrera y el reconocido oncólogo me invitara a mi un simple estudiante de 2do año a formar parte de la investigación sobre una nueva droga experimental que estaban probando en ensayos con su esposa. Alexander no era muy bueno obviando el hecho de que nos acostamos, y de que yo no quería repetirlo, como si por haberme acostado un par de veces con él en el pasado tuviera que hacerlo de nuevo las veces que quisiera porque "ya lo habíamos hecho", el hombre tampoco era bueno aceptando una negativa, por lo que no tardó en ser obvio para algunos ojos atentos que el trato voluble que me daba se debía a que había historia entre nosotros.
Los rumores no tardaron en comenzar a correr.
Olivia nunca lo creyó, lo que fue bueno, en serio, cuando la conocí a nivel personal yo realmente me llevé bien con ella, la admiraba y era una mujer de puta madre. Además que quedarme cerca de ella hacía que su esposo no anduviera intentando meterme las manos encima en cada oportunidad que nos quedamos solos. Fue por eso que terminé haciendome pupilo de la mujer.
Lo cierto era que Alexander y yo nunca nos volvimos a acostar después de ese par de polvos en su consultorio cuando aún ni siquiera me había graduado del High School pero esa historia me acompañó toda mi etapa universitaria.
Yo era, el que a ojos de todos había conseguido destacar por echar un polvo, quizás por eso me esforcé tanto en demostrar que era bueno.
Me había llevado esfuerzo y largas horas de practicas y estudio, pero yo había ganado prestigio como el doctor talentoso que me esforzaba por ser. Incluso así más de uno de mis colegas, en especial mis contemporáneos de la universidad que conocían la historia, aún me veían como ese chico. El tener a Eric siendo parte de la junta directiva para cubrirme la espalda también ayudaba a que no me quisieran y a que no me echaran a patadas.
Lo que menos quería era tener otro escándalo sexual alrededor mío. Mucho menos cuando uno de los hijos del hombre por el que había empezado el primero estaba a mi cargo en esos momentos. No faltaría quien lo mencionara si se decidían a escarbar un poco en la mugre de mi pasado. Si yo había aceptado a Wyatt en mi servicio había sido por la deuda personal que tenía con Olivia, pero dudaba que la mujer quisiera que su hijo se enterara de las cochinadas secretas de su esposo.
Si Gabriel se decidía a poner una queja por acoso, no habría manera en la que yo pudiera detener la marea que se desataría alrededor de eso. Jesus, el cachorro en esos momentos tenía la olla agarrada por el asa, podía destapar la caja de pandora para que volviera a estar en boca de todos y no habría una sola manera en la que yo pudiera detenerlo.
Bajé mi vista al bulto en mis pantalones, para colmo, yo aún estaba medio duro a pesar de todo. Besar al estúpido niño con cara de cachorro de labrador había sido irasciblemente bueno a pesar de las implicancias. De hecho a mi polla parecía importarle poco lo que implicaba. Me maldije. Parecía ser que la sequía prolongada hacía que toda la sangre drenara a mi polla y se olvidara de mi cerebro. Yo en serio necesitaba una buena jodida pronto o acabaría arruinando mi vida por un calentón.
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Lo peor de mi (Gay+18)
Teen FictionHan pasado varios años desde que Jed y sus amigos dejaron sus años de adolescencia. Cansado de un matrimonio destinado al fracaso, Jed Jones decide apuntarse en clase de Kick boxing para evitar pasar tiempo en casa, lo que no espera es que el ins...