Me desperté con un par de besos en el hueso de mi cadera. Aun adormilado pestañeé abriendo uno solo de mis ojos en un intento por aclararme. Yo tenía la férrea convicción de que si abría ambos, luego me costaba el doble volver a dormirme ¿qué hora era?Afuera comenzaba a amanecer si podía decirlo por la tenue claridad que entraba por las persianas. Yo tenía el sábado libre hasta la noche, podía darme el lujo de ser remolón esa mañana y luego había quedado con los chicos a beber algo. Eric parecía tener problemas en su matrimonio según nos comentó en el grupo que compartimos.
Yo no debí sentirme aliviado por eso, pero saber que no era el único con problemas en su matrimonio me daba esperanzas, Eric y yo nos habíamos casado prácticamente al mismo tiempo.
Eso me recordaba justo al hombre que en esos momentos estaba desatando el nudo de mis pantalones de pijamas para quitarmelos, clavé los talones en la cama y elevé mis caderas para ayudarlo a que me los quitara. Esto definitivamente era un buen cambio de planes, había esperado que peleáramos considerando los acontecimientos de la noche anterior.
Cerré los ojos y dejé que él se hiciera cargo, me gustaba ser follado en ese estado de somnolencia en el que te encuentras cuando recién te despiertas y apenas eres consciente de lo que hay a tu alrededor. Yo para ese momento ya estaba medio duro por lo que no pude evitar el jadeo vergonzoso que escapó de mi boca en cuanto su boca cálida rodeó mi pene.
Encogí un poco las piernas con mis talones clavados al colchón mientras dejaba que Romeo se acomodara entre ellas. Él se había desnudado por completo antes de meterse en la cama por lo que en ese momentos nos encontrábamos en igual situación. Oí el ruido de su mano deslizándose sobre su pene, él se estaba masturbando, podía jurarlo por las sombras en el cuarto.
Sentí succión en la cabeza de mi polla y sus dedos comenzaron a acariciar un poco torpemente mi entrada. Estiré mi mano al mueble detrás de nuestra cama que hacía de respaldo y agarré el bote de lubricante para pasarselo.
Separé un poco más mis rodillas y alce mi pelvis notando su ansiedad. Su boca me tragó con más ganas, cerré los ojos disfrutando de la sensación, sentí el ruido del clic del bote destapándose, liquido corrió entre mis glúteos antes de que metiera sus dedos en mi interior, ardió a pesar del lubricante. Estaba siendo bruto y mi cuerpo lo rechazó de inmediato a pesar de mis intentos de relajarme
-Despacio.-siseé tirando de su cabello en advertencia.-ah. Romeo. Despacio.
No estábamos jugando una maldita carrera. Intenté ayudarlo empujándome sobre su mano, buscando un ritmo más suave, uno que lo ayudara a llegar a mi próstata, yo necesitaba relajarme para que él entrara y su ansiedad no estaba ayudando. Nosotros llevábamos un par de semanas sin hacerlo como era debido, lo máximo que habíamos tenido había sido una jodida de parados en la ducha a principio de la semana anterior. Apenas había habido unos besos rápidos de por medio y al asunto. Cada cual a lo suyo. Llevábamos tiempo sin tomarnos el tiempo de consentirnos uno al otro, también estaba un poco ansioso pero esto estaba siendo demasiado áspero, si era una nueva fantasía de él yo no estaba en ello.
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Lo peor de mi (Gay+18)
Teen FictionHan pasado varios años desde que Jed y sus amigos dejaron sus años de adolescencia. Cansado de un matrimonio destinado al fracaso, Jed Jones decide apuntarse en clase de Kick boxing para evitar pasar tiempo en casa, lo que no espera es que el ins...