Gabriel seguía mirando la pantalla de su ordenador donde una imagen amarilla ponía con letras alegres que residente quedaría a cargo de qué doctor ese año.
El chico volvió una segunda vez sus ojos a la pantalla. No.
Gabriel Topal. Ese era él, su nombre estaba apuntado con otros dos infelices bajo el nombre de Dr. Jerrol Jones. Mejor conocido como Hitler. Algunos aseguraban que el tipo de verdad era neonazi, vamos que se rumoreaba que tenía una maldita esvástica tatuada en alguna parte de su cuerpo.
Miró sus manos morenas. Diablos, Gabriel tenía ascendencia turca, los ojos parduzcos, el cabello oscuro y si, la piel de un mate oscuro como todos en su familia. Y si no fuera así, su apellido lo decía todo.
Topal tragó grueso.
El ruido de una ducha cerrándose hizo que sus ojos viajaran a la puerta del baño donde su compañero de piso no tardó en salir con una toalla atada en la cintura. Casimir, era la perfecta definición de un americano promedio. Cabello castaño claro tirando al rubio, bonitas pestañas, piel lechosa ligeramente bronceada y dos ojos claros que no sabías determinar si eran celestes, grises o verdes.
—Tienes que cambiar conmigo.
Cas alzó una de sus cejas sin entender.
—Tu Dr. A cargo de las rotaciones de emergencia. Tienes que cambiármelo.
—oh vamos, ¿quién te ha tocado? ni que fuera Hitler.—dijo acercándose a la pantalla del ordenador y se detuvo en seco. —oh viejo.—Cas puso su mano en el hombro del muchacho.—lo siento.
—vamos, tú eres tu y yo soy yo.— Insistió Gabriel explicando lo obvio.
—¿y con eso te refieres a?
—Eres un blanco promedio.
—Vaya, Tu si que sabes hacer sentir especial a un chico, Gabe.—Cas rodó los ojos antes de ir a su cuarto a cambiarse.
—Cas, por favor.—lo siguió sin inmutarse por ver a su amigo desnudo.
—¿Te gusta lo que ves?—Preguntó Cas captando la mirada del otro sobre las tabletas de su abdomen.
Gabriel rodó los ojos.
Objetivamente hablando Cas no estaba mal. Nada mal a decir verdad, pero Gabriel era de los que prefería las curvas femeninas sobre los ángulos y estrecheces masculinas. Aquello había sido un buen problema un par de años atrás cuando apenas y se habían conocido al alquilar piso. Que Cas había tenido un flechazo inmediato con el chico turco y las cosas se habían puesto ligeramente incómodas a pesar de que intentaban disimularlo.
—necesito que hagas esto por mí. —Insistió Gabriel —por favor.
—oye, puedo ser el cliché de compañero de piso Gay enamorado de su amigo heterosexual ¿sabes? Pero aún no estoy tan tarado como para querer suicidarme por ti.—Cas le lanzó una rápido mirada—ademas quien dice, por ahí le gustan los morenito ya sabes lo que dicen...Oí que va a casarse dentro de poco con un tipo. A veces va a buscarlo al hospital está que se parte de sexy. Tiene una sonrisa que dios... te acabas de solo verlo.
—exceso de información Cass.—Gabriel rodó los ojos.
—Escucha. Lo que digo es que no entiendo que le ve a Jones, ese tipo con el que sale podría tener a cualquiera. Es como la suma de todos los pecados juntos en el cuerpo de un ángel. Sabes que me gustan los chicos malos, pero dios, puedo hacer una excepción por él. Ese tipo tienen toda la cara de bueno y no solo en la cama. Lo vi un par de veces yendo a recogerlo, es tan encantador que un día me abrió la puerta, te lo juro. Yo quería que me abriera el...
—¿Cas, quieres que me traume? —lo interrumpió Gabriel.
—No seas mojigato.
—No necesito los detalles de tu vida sexual — Se quejó dejándose caer de espaldas en la cama de su compañero.
—como digas.—Cas se levantó y se pasó unos pantalones antes de echarse algo de Colonia.
—¿A dónde vas?
—tengo una cita.
—mañana tenemos que madrugar le reprochó.
—¿celoso?
—sabes que no te quiero de esa manera.
—lo sé. —Cass bufó y se puso de pie antes de lanzarle una última mirada a su compañero. —aunque quisiera cambiarte Gabe, Hitler no deja que se cambien. Te dirá que pruebes el año siguiente si quieres ir con otro doctor. Lo siento.
Gabriel de todos modos ya lo sabia. Dejó sus ojos clavados en el techo y suspiró.
Definitivamente era hombre muerto.
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Lo peor de mi (Gay+18)
Teen FictionHan pasado varios años desde que Jed y sus amigos dejaron sus años de adolescencia. Cansado de un matrimonio destinado al fracaso, Jed Jones decide apuntarse en clase de Kick boxing para evitar pasar tiempo en casa, lo que no espera es que el ins...