Hola mis amores, como están? un poco más de estos tóxicos, para las que dijeron que extrañaban enojarse jajajaa los amo.
-¿Quieres llevártelo a casa?-Pregunté con sarcasmo como unas 2 horas después cuando Romeo por fin se acercó de nuevo a mi. Yo a pesar de que mi estomago no estaba en las mejores condiciones no había medido mis tragos ni mis palabras, estaba molesto. Realmente lo estaba.
Para entonces el grupo de bailarines ya se había dispersado pero Romeo y el moreno de labios gruesos, quien por cierto se llamaba Jorge Luis, seguían tan prendidos el uno del otro como al principio. Romeo que parecía ligeramente tan tomado como yo, no se dio cuenta de mi sarcasmo o lo ignoró porque un par de horas después me encontré a mi mismo en el hotel nacional con mi esposo y el tipo de los labios gruesos.
Le lancé una mirada de cerca, el chico era joven, veinte y pocos, con la piel tostada naturalmente, labios oscuros y ojos chocolate. No había nada destacable en su rostro, incluso quisas su boca fuera demasiado abultada, pero su cuerpo, era otra historia, estaba bien claro que el muchacho se ejercitaba, lo tanteé un poco incomodo sobre la camisa. Me sentía un poco raro tocando el pecho de otro hombre mientras mi esposo me observaba con sus pupilas dilatadas de deseo desde la cama matrimonial.
Me volteé a ver a Romeo, sus ojos conectaron conmigo mientras nuestro "invitado" cortaba las distancias con besos húmedos por mi cuello. Lo sentí apretar sus labios en mi garganta, el tipo era caliente, yo lo admitía, olía un poco a sudor, a hombre, a humo y a sal.
Gruñí en cuanto sus dientes se clavaron en el tendón de mi cuello. Jorge Luis sorbió prometiéndome una buena marca para el día siguiente. Intenté apartarlo. Odiaba que me marcaran, no solo porque mi piel era extremadamente delicada, sino porque me incomodaban los tipos posesivos. Siempre había tenido la mala costumbre de rodearme de ellos, luego las cosas no acababan nada bien. No sé qué era lo que hacía para atraerlos, o tal vez fueran ellos quienes me atraían a mi como un acaro a la luz, como sea, era un imán para ellos. Con decir que en toda mi vida Romeo era el tipo menos celoso con el que había estado.
Estaba por mandar a Jorge Luis al diablo pero fue Romeo mucho más rápido. Un pestañeo me bastó para tenerlo sobre nosotros, los dientes del chico arañaron mi piel en cuanto Romeo lo empujó fuera de mi cuerpo.
Jadeé subiendo mi mano hasta el sitio en cuestión observando del tipo con complejo de vampiro a mi esposo. ¿Qué demonios?
-Sin marcas.-Le gruñó Romeo con la voz una octava más baja por la excitación.
El tipo alzó las manos en rendición ante la postura amenazante de Romeo que se volteó a verme, sus ojos se posaron en el arañón de mi cuello antes de acariciarlo con sus pulgares, deslizó su mano por la parte posterior de mi cuello y tiró de mi nuca acercándome a su cuerpo, pegó su boca a la mía en un beso profundo y castigador que transformó mis piernas en gelatina. Yo no sé si realmente amaba a mi esposo, pero la compatibilidad de cuerpos entre ambos era absoluta. Gemí como púber sin poder contenerme, podía sentir su erección en mi vientre mientras dejaba que me sujetara a la vez que su lengua recorría toda mi cavidad bucal borrando con su lengua el rastro del otro tipo.
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Lo peor de mi (Gay+18)
Teen FictionHan pasado varios años desde que Jed y sus amigos dejaron sus años de adolescencia. Cansado de un matrimonio destinado al fracaso, Jed Jones decide apuntarse en clase de Kick boxing para evitar pasar tiempo en casa, lo que no espera es que el ins...