Empezar de nuevo con Hitler fue como intentar acostumbrarse a un dolor de muelas recurrente. Estaba más irritable que nunca, de hecho nos mordió toda la semana al punto en el que Callie terminó llorando en el baño y no era que pudiera juzgarla, hasta yo sentí ganas de llorar en algún punto.
El único que parecía impasible al malhumor de nuestro jefe era Wyatt.
No sé cómo lo hacía. De hecho vi como Hitler le tiraba una riñonera en la cara mientras limpiaba la herida de un tipo que se había cortado toda la tercer falange derecha, y lo hizo solo porque Wyatt se había equivocado al pasarle la pinza. Yo probablemente lo hubiera mandado al demonio por eso, vamos, Hitler ni siquiera le había dicho en voz alta que quería, solo había tirado su mano en dirección a Wyatt asumiendo que el chico supiera. Wyatt se había ganado un buen par de gritos pero solo buscó otra riñonera para descartar las gasas y con esa mirada plana que siempre ponía lo siguió asistiendo como si nada hubiera pasado.
Wyatt era un maldito robot y eso pareció gustarle a Hitler porque entonces luego de que su arranque de ira pasara lo escuché decirle:
-Siempre hay que tener cuidado con el hueso. Es lo primero en infectarse-Su voz era forzosamente tranquila, supongo que dándose cuenta de que se había extralimitado y vaya si no fue grande mi sorpresa cuando le ofreció la pinza para que amputara la falange del pobre hombre. Yo quería hacer eso, cielos, pero a mi seguía tratándome como escoria en un plato así que la iea estaba descartada de plano.
Luego de eso empezó a llamar a Wyatt para todo.
Hitler nos ignoraba a Callie y a mi salvo para gritarnos que desapareciéramos. Pero era bueno con Wyatt, Bueno, todo lo bueno que podía ser Hitler, supongo, hasta se molestaba en enseñarle cosas que solo la experiencia podían enseñarte. Cosas que no estaban en los libros. Callie y yo andábamos como mendigos a su alrededor intentando absorber algo de conocimiento pero el maldito de Justin Wyatt se había transformado en su lame botas personal.
Cielos.
Comenzaba a odiar a Wyatt.
De hecho, nuestro compañero había tomado por costumbre correr detrás de él con un vaso de café cada mañana y alguna cosa dulce. La primera vez que lo hizo, Callie y yo esperábamos que lo mandara a volar.
Hitler pareció pensarlo, pero al final se decidió a beberse el café de un trago antes de comenzar a revisar a los pacientes internados mientras se llevaba la dona a la boca. La debilidad de Hitler parecían ser las cosas dulces, no sé como Wyatt lo había descubierto pero había sido un jodido acierto de su parte. Desde entonces andaba pegado a su culo como una sombra lo que le garantizaba las mejores practicas. A cambio Wyatt lo sobornaba con galletas, chocolatinas y donas.
En serio no podía creérmelo, que esa era la maldita manera de sobornar a un niño.
-¿te acostarás con él cuando te lo pida?-Soltó de pronto Callie viendo a Wyatt.
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Lo peor de mi (Gay+18)
Teen FictionHan pasado varios años desde que Jed y sus amigos dejaron sus años de adolescencia. Cansado de un matrimonio destinado al fracaso, Jed Jones decide apuntarse en clase de Kick boxing para evitar pasar tiempo en casa, lo que no espera es que el ins...