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Siempre pensé que hay personas que no deberían hablar, que al abrir la boca, la cagan, yo era de esas

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Siempre pensé que hay personas que no deberían hablar, que al abrir la boca, la cagan, yo era de esas. Cuando estaba molesto las cosas que salían de mi eran veneno, asi que yo no quería hablar. El problema con la gente que me rodeaba era que sin importar cuantas señales de alarma pusiera, ellos insistían, e insistían y yo. Yo sabía que íbamos a pelear.

Romeo estaba entre ese montón de personas que intentaba entenderme, cosa que ni yo hacía. normalmente eso me pondría a la defensiva y oh yo lo estaba, pero en ese momento yo no quería pelear, ni hablar, pero quería que se quedara abrazándome. Necesitaba calor humano. Me gusta ser abrazado por horas después de un polvo, condenenme por eso. Pero odiaba que me hablaran, lo que ahora entiendo que era bastante intolerante de mi parte, pero en ese momento me quedé callado queriendo con ganas que él entendiera el mensaje. Pero claro, las cosas por norma generalmente no salían como yo quería, así que Romeo intentó indagar en el asunto.

-Jed.-Dijo. Sentí su mano acariciando mi espalda. Bajó por mi columna vertebral desde el espacio entre mis omoplatos hasta mi coxis y volvió a subir con una caricia calida.-Amore.

Me quedé observando la almohada con los ojos cerrados intentando mantener mi respiración regular apretando los labios en una línea.

Romeo suspiró. Sus dedos caminando por mi cintura hasta mi vientre y sus labios pasaron a ocupar el espacio entre mis omóplatos mientras su cuerpo se acoplaba al mío por la espalda.

-Háblame.-pidió en mi oído con un beso en la carne tierna por detrás de mi oreja. No me moví más que para tensarme en mi sitio, de hecho por un momento dejé de respirar, rogando por que me creyera dormido. Claro que no lo hizo pero si que sentí la tención formándose en el aire a nuestro alrededor-Habla conmigo Jed. No puedes solo venir llorando arrojarme a la cama para que te distraiga y luego hacer como si nada pasa. ¿ qué demonios ocurrió?

Negué.

Romeo hizo amago para soltarme pero lo sujeté enredando sus dedos con los míos.-quédate.

-¿para que? -dijo girándose a pesar de mis intentos por retenerlo de modo que quedé boca arriba. El había recuperado su mano y me observaba con el ceño fruncido -ya te di lo que querías ¿qué más quieres?

-abrázame,-Dije con una voz patéticamente lastimera.- lo necesito.

-¿lo necesitas? yo necesito una maldita conexión Real. ¿Quieres que me quede? háblame. ¡POR DIOS, JED! ¿Cómo demonios crees que me siento contigo,? Vienes llorando, me preocupo por ti hombre, y tu no me dices nada, estamos desnudos en la misma cama pero hay un maldito muro entre tu y yo. Solo me pides que te folle la mierda afuera y lo hago oh. Porque tu lo necesitas, pero cuando intento hablar contigo sobre lo que pasa, cuando intento una conexión real tu solo me das la espalda jed.¿Así que sabes qué? Bien.

Jesus. Cerré los intentando mantener la calma. Yo sabía que él tenía razón, en parte. Que la mitad de todo y más, era mi culpa, y que lo hacía sentir "usado", sus palabras. Había visto el disgusto en su rostro pero seguí tirando de la soga. Porque yo era asi. yo siempre tiraba, exigía, tomaba, me habían acusado demasiadas veces de ser egoísta para que fuera casualidad. Yo lo sabía, yo lo era. Pero no sabía cómo dejar de serlo, dios, yo a veces en serio hubiera dado lo que fuera por ser de otra forma. solo nunca fui bueno manejando mi propio temperamento.

Lo peor de mi (Gay+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora