Observé la dirección en la que el hombre me indicó y me encontré de cara a Topal y el otro chico, el residente de Ross. Casimir Ludwood, el chico no había tardado en hacerse notar en el hospital, eso había oido al menos, era un chico descarado. No me agradaba mucho, es decir, era problema de Ross pero sabía que en cuanto le saliera la jubilación al hombre la pequeña bola de energía problemática acabaría en mis manos.
Y hablando de manos... en ese momento las tenía puesta sobre Topal con mucha confianza.
¿Topal era Gay? No estaba del todo seguro.
La cosa esa del gaydar estaba sobrevalorada, el mío era bastante nefasto. Topal no parecía gay pero con bastante seguridad no me parecía homofóbico. Vamos, lo vi actuar incómodo a mi alrededor pero eso supongo que se debía a mi.
Principalmente.
Los chicos me vieron y se giraron abruptamente como dos niños fingiendo que no me notaban. En serio yo tenía muy mala reputación. Eran adultos, doctores y estaban actuando como críos. No era que vaya a comermelos o algo, pero su actitud infantil me hizo sonreír.
Me detuve un segundo para controlar mi mueca divertida y entonces me dirigí hacia él.
El dueño del gimnasio me había indicado que hablara con Topal. Por lo visto era el entrenador a cargo de ese horario y por mucho que no me gustara que uno de los fetos estuviera a cargo, aquel era el único horario que me quedaba cómodo.
Lo cierto es que había visto el anuncio mientras pasaba a firmarles su asistencia. Yo realmente no estaba tan interesado en los deportes. Pero si estaba interesado en huir de casa y poner tantas horas extras en el hospital no era una excusa capaz de mantener por mucho tiempo. Asi que fue más que nada una casualidad. Yo estaba leyendo todos y cada uno de los anuncios para hacer tiempo. Luego fumaría un rato fuera del hospital y tal vez diera un par de vueltas para llegar tarde a casa.
Venía siendo ese mi plan las últimas semanas.
Romeo se había puesto malditamente intenso con eso de que nos estabamos distanciando y debiamos recuperar la pareja. No me quejaba por la parte sexual. Romeo siempre habia sido un buen amante. Pero ultimamente me sentía ligeramente (muy ) asfixiado a su lado. Como si estuviera en un exámen constante y cada vez que tuviera una atención hacia mi debiera de responderle con el mismo entusiasmo para que no se pusiera de mal humor.
¿Cuántas malditas veces podrás emocionarte por que te trajeran flores?
En primer lugar me daban alergia. En segundo lugar, a la tercera vez que lo hizo se volvió rutina. La rutina no emociona.
Romeo no parecía entenderlo, si no reaccionaba de la manera que él quería entonces me acusaba de no poner de mi parte y que seguro aun no lo perdonaba. Se hacían unas películas dignas de un oscar y amenazaba con irse. Romeo era un maldito dramático.
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Lo peor de mi (Gay+18)
Teen FictionHan pasado varios años desde que Jed y sus amigos dejaron sus años de adolescencia. Cansado de un matrimonio destinado al fracaso, Jed Jones decide apuntarse en clase de Kick boxing para evitar pasar tiempo en casa, lo que no espera es que el ins...