Han pasado varios años desde que Jed y sus amigos dejaron sus años de adolescencia. Cansado de un matrimonio destinado al fracaso, Jed Jones decide apuntarse en clase de Kick boxing para evitar pasar tiempo en casa, lo que no espera es que el ins...
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No tenía idea de como terminamos en la boda de Hitler, bueno, tenía una ligera idea.
Habíamos estado bebiendo en un bar cerca del hospital, mis compañeros y los de Cas, después de terminar nuestro turno. Unas cervezas y alguien comentó que Hitler se casaba hoy. Nos reímos de lo absurdamente romántico que resultaba casarse un 14 de febrero. Digo, era Hitler, su boda estuvo en boca de todos la última semana. Nadie esperaba ese lado romanticón de su parte. Nos habían informado que no volvería en un mes. Un mes de luna de miel en el caribe, cretino con suerte.
El idiota ni siquiera se había despedido de nosotros, Justin, Cali y yo, fuimos reasignados para estar al cargo del Dr.Ross durante ese tiempo.
Al menos era el mismo doctor que estaba a cargo de Cass, razón por la que los 7 terminamos esa noche frente a las puertas del centro de Arte de Bridgeport, Cass dijo que conocía a uno de los meseros y ante la perspectiva de tragos gratis todos aceptamos.
Cuando llegamos claramente el chico era más que un conocido , la mirada fulminante que le lanzó al verlo con nosotros detrás me dijo que no esperaba nuestra presencia.
—Te dije que tu podías venir, no que trajeras a todo el hospital contigo—El chico era rubio y bajito, con su ceño fruncido le daba un aspecto casi aniñado. No debía pasar los 15 años pero sus ojos de un pardo grisáceo parecían querer clavarle 5 puñales a Cass en esos momentos. Okey el niño no parecía de buen humor. ¿Cuántos años podía tener de cualquier modo?
—Cass—Lo llamé. El pequeño me observó de pies a cabeza fulminándome con la mirada y luego de asesinarme un par de veces al verme tomar el codo de mi compañero de piso frunció sus labios en un puchero. —Podemos irnos—Susurré no queriendo hacer todo más incómodo. Vamos, ver a Hitler no estaba en el top 10 de mis cosas favoritas, podía vivir el resto de mi vida sin haber presenciado su boda.
—Adiós—Me espetó el chico sin intentar disimular que había estado atento a nuestra conversación. ¿Qué nadie le enseñó a no hablarle así a los adultos?
—Chris. —Le recriminó Cass—no seas grosero con...
—¿Tu nuevo novio? —Le preguntó molesto cruzándose de brazos.
Okey, vaya carácter tenía el niño.
Cass suspiró perdiendo su aura de reproche cuando el niño sorbió por la nariz pestañeando más veces de las necesarias.
—Chris... —Dijo Cass en tono conciliador.
Se soltó de mi agarre y me sorprendí viéndolo deshacerse alrededor del niño.
Okey...
Cass se puso a la altura del tal Chris y le susurró un par de palabras al oído al chico que se mantenía con sus brazos cruzado. Después de una conversación en susurros en la que el muchachito fue cediendo de a poco hasta que sus brazos cayeron muertos a los lados de su cuerpo solo un puchero mostraba su disgusto. Cass le dio un beso en la frente, el chico bufó pero asintió dejándonos pasar.
