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Topal se tensó, sus manos se detuvieron sobre mi piel

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Topal se tensó, sus manos se detuvieron sobre mi piel. Alcé la cabeza curioso, y...

oh no.

La cara de horror de Gabriel lo decía todo. De cualquier modo bajé mi vista a mi propio cuerpo para comprobar lo que ya sabía que encontraría allí. Seguí su mirada observando las marcas sobre mi piel como si fuera la primera vez que las notara. Se veían malditamente peor de lo que realmente eran. los morados siempre se veían realmente mal sobre mi.

Romeo había pagado sus celos marcándome todo el cuerpo. Mi piel se había transformado una mezcla de chupetones, de diferentes tono de morado, azul, negro y rojo, alternadas con las marcas de sus dedos.

Sentía vergüenza por haber dejado que me hicieran eso ¿de acuerdo?

Gabriel mantuvo mi mirada por un momento antes de correr despacio mi ropa como si temiera lo que se iba a encontrar, no parecía querer seguir viendo y yo tampoco quería que lo hiciera.

—Lo siento—Dije, atrapando su mano para detenerlo. No sé por qué me disculpé. Mi labio inferior tembló. Cerré los ojos esperando que se aparte, no quería verlo, esto era malditamente muy humillante, ¿Que no conocía lo que era el sexo con ropa? quería enojarme con Gabriel en ese momento por joder lo que pudieron haber sido los mejores 30 minutos de descanso, pero sus labios se apoyaron en los mios sin besarme.

—Gabriel.—Dije y por alguna razón crucé mis brazos detrás de su cuello para que no se aparte incluso si lo que quería en ese momento era que el chico estuviera en cualquier otro lado menos aquí.

—¿Te gusta ?—Preguntó de pronto, su nariz acariciando la mia. Yo no pude entender a que se refería—Él sexo violento? ¿tienes esa cosa por el masoquismo?

Me aparté solo unos centimetros para verlo con mis cejas alzadas con sorpresa, Gabriel parecía realmente avergonzado al preguntarlo.

—Está bien si te gusta—Se apuró a decir viendo mi rostro. —Solo... Parece doloroso. —Dijo su mano volvió al moretón de mi cadera y lo acarició con sus pulgares. —No me van los extremos. Creo...

—Gabriel.

—Quiero decir, está bien un poco de algún juego, no he hecho mucho, pero he visto ese tipo de cosas, esposas afelpadas, no parecen que lastimen ¿Te gusta eso?—Gabriel se sentó en la cama estaba entrando en pánico. —has probado?

oh. por. dios. no sé que fue lo que reflejó mi cara en ese momento, pero Gabriel solo pareció más nervioso desparramando su vómito verbal.

—me gusta lo que hicimos el otro día—Añadió tropezando con las palabras—¿Está bien para ti? yo quería ir un poco más allá, pero no tan allá. no se si...

Me senté en la cama acomodando mi ropa, claramente el momento se había ido a la mierda, y no terminaba de decidirme entre si era mejor dejar que me creyera un masoquista extremo, o decirle la verdad sobre como había dejado que mi esposo me hiciera eso porque era un cobarde que prefería que pagara su enojo en la cama que fuera de ella. Decidí que simplemente no tenía por que explicarle una mierda al chico.

—Gabriel, no hablaremos de esto.—Dije.

—¿Por qué?

miré mi reloj.—Porque el tiempo de descanso terminó.

Yo me levanté y volví a la guardia, decidido a que no volvería a meter a topal en mi jodida cama ¿qué carajos había estado pensando? Dios, eso con mucho había sido una de las situaciones más penosas por las que había pasado. Aún no podía quitarme la sensación de verguenza cuando Gabriel comenzó a enloquecer un poco. había algo gracioso en eso, de hecho sonreí, sintiendo mis mejillas arder por el recuerdo. Había tornado un momento jodidamente horrible en algo vergonzosamente divertido, y ni siquiera lo sabía, no estaba tan mal. Yo solo quería no volver a ver su tentador todo él cerca mio en lo que restaba del día. tenía mucho que procesar ¿de acuerdo?

Para mi mala suerte, el tonto cachorrito parecía saber que lo primero que haría sería intentar evitarlo porque en cuanto salí del hospital me lo encontré esperandome en la parte de atrás del estacionamiento donde yo salía a fumar. Él chico definitivamente había invadido mi espacio.

—Fumas?—Consulté sacando un atado de mi bolsillo.

Gabriel negó, claro que no fumaba. los chicos buenos dificilmente lo hacían.

—Te estaba esperando admitió sin verme.—yo dejé el cigarrillo que iba a fumarme en mi oreja mientras guardaba el resto. lo tomé y lo encendí esperando a que continuara.

—lo de hoy...

—olvidalo Gabriel.

—Lo del jueves cuando fui a verlo después de...

—También olvidalo Gabriel—Me quejé expulsando el humo de mis pulmones. Me giré a verlo. él estaba haciendo un puchero nada feliz con mi respuesta.

—¿De pronto no quieres hablar de nada?—Preguntó y había molestia en su voz. Gabriel se molestaba enseguida cuando no le daban el gusto y como yo era un cabron que me gustaba molestar a los demás decidí seguir por esa línea.

ignoré por completo su pregunta y en cambio hice la mia:

—¿quieres follar conmigo?

Esa era la que en verdad me interesaba. No había conseguido pasar un día sin en el trabajo sin intentar arrastrarlo a un cuarto privado. Yo podía ser lo bastante honesto conmigo mismo para darme cuenta de que incluso con todos los problemas que tenía escrito en la frente, había algo y yo era de los que creía que rascarse la picazón y olvidarse era la mejor estrategia. Tener en claro las intenciones de Gabriel eran un punto necesario par consegirlo.

Gabriel miró a los lados ligeramente alarmado. casi quise reirme de él y de mi, porque siempre era malo toodo lo que tuviera a un Hetero en medio, curioso o no era la receta perfecta para el desastre. y Sí, yo había revisado el perímetro antes de hablar, no era tan estupido como para gritar algo como eso a los cuatro vientos.

—No lo sé... no soy...

—Gay, lo entiendo, puedes ser bi ¿Pensaste en eso?

Gabriel asintió.

—¿Quieres averiguarlo?

—Tal vez.

—Entonces no hagas preguntas. Me gusta el sexo con hombres, y estoy dispuesto a saciar tu curiosidad. Eso es todo lo que necesitas saber de mi.

—Creí que éramos amigos.

—No, no lo somos. —Dije. Como mucho Gabriel era un conocido ligeramente irritante, pero definitivamente no mi amigo. 

No dejé que Gabriel usara uno de sus pucheros contra mi, había descubierto en el ultimo tiempo que yo era más débil de lo que me gustaba admitir a ellos. Tiré la colilla al suelo, la pisé y fui por mi coche. Prácticamente salí corriendo del estacionamiento, pero sentía que por mi propia salud mental que dependía de un hilo en ese momento, alejarme de Gabriel Topal era justo lo que necesitaba. 

Hola mis amores, fin de las actualizaciones por hoy, los amodoro

Lo peor de mi (Gay+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora