15. ✻

704 88 24
                                    

Horacio frunció el ceño ante la respuesta del otro, era algo que no se habría esperado leer, y menos en esa situación, pero lo primero que se le pasó por la cabeza fue una broma del otro para lograr captar su atención, pero obviamente no caería, no de nuevo. Así que simplemente le escribió:

“No voy a creerme más mentiras”

No sabía si lo de Pogo era una simple excusa para seguir hablando, no tenía ni idea, pero simplemente no se fiaba.

Gustabo leyó el mensaje y apartó el móvil para tumbarse de medio lado mirando a la nada. Todo aquello le estaba afectando de cierta forma. Horacio sabía su problema, sabía el problema que había tenido en el pasado, era el único que sabía todo. Así que su presencia y compañía había ayudado durante todos esos años muchísimo. Pero desde que todo eso había ocurrido hace unos dias, Gustabo no estaba mentalmente estable ya, aunque lo tratara de ocultar todo lo que podía. Sabía que no estaba todo bien.

Horacio seguía extrañado por su mensaje, pero realmente no podía decir nada. Se habían separado completamente y simplemente no podía ir a decirle nada a Gustabo, era completamente ilógico.

—No puedo ayudarte, Gustabo. –apretó sus dientes– Te quejas de que Conway no valora a los demás pero tú haces lo mismo. –dijo para si mismo

Horacio sabía que si pasaba algo grave de verdad, Gustabo se lo haría saber, básicamente por qué vivían a dos casas de distancia.  Simplemente apartó su celular y se puso la tele mientras su caniche descansaba sobre él.

Gustabo después de un par de minutos revolviéndose el pelo y mirando a la nada se sentó en el sofá muy molesto

—¡Coño ya! –exclamó mientras tomaba su teléfono y marcaba el contacto de Conway para luego llamarlo.

Tomó aire y suspiró profundamente para calmarse. Solo esperaba que no volviera a tocar temas que no quería recordar, sería su perdición de su estabilidad por completo, y es lo que menos quería obviamente, trataba de controlar sus impulsos de cometer estupideces pero cuando encendían la llama era muy dificil el apagarla.

—Buenas, abuelo –dijo con serenidad

Conway estaba en su despacho, ordenando la malla cuando recibió la llamada

—¿Que quieres? ¿Vienes a vacilar? –gruñó

—Joder menudos humos tenéis todos hoy coño. No se puede ni saludar yaaa –dijo elevando un poco el tono de voz. Tosió un par de veces y aclaró su tono– pues eso, qué tal.

Conway arrugó la frente extrañado por el tono. Recordaba que hacía unos días Horacio se lo mencionó cuando estaban en esa misión de secuestro pero prácticamente se le había olvidado.

—Obviamente tenemos malos humos contigo. Eres un traidor. –dijo con simpleza.

—Malos humos, traidor, bla bla bla. Todos estáis igual macho. Que ni siquiera he quedado con la mafia por favor. Que te digo hasta donde estoy, en mi puta casa, tocándome los cojones –dijo muy exaltado– Me pones hasta nervioso

—Gustabo –habló con suavidad– Que sentido tiene que nos hables ahora. ¿Que te quieres disculpar o quieres volver? –dijo con un tono de burla–  Si no vamos a esposarte y encerrarte es porque estamos esperando mínimo a pillarte con las manos en la masa, por qué te tengo muchas ganas, Gustabin.

—Uy, qué ganas son esas, no me digas eso que entonces me das ganas a mi también –bromeó mientras se volvía a tumbar en el sofá

—Además, ¿qué motivos tienes ahora mismo para hacerlo? Que yo sepa, no he hecho nada.

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora