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Cada vez queda menos para que se acabe esta historia... Realmente me da mucha pena, me encanta, ay. Pero se vienen otras con mucho mucho drama que espero que os gusten 👀
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—Esto sí que es vida –Gustabo volvió a tomar aire bastante aliviado de haber podido salir.

—¿Te sientes mejor? –sonrió revolviendo su pelo– Me alegro mucho. –sonrió mientras empezaba a caminar por algún sitio al azar

—Si, no te voy a mentir. Estoy mas desahogado. No sabes el puto infierno que era estar ahí dentro –señaló la casa mientras empezaba a caminar con él

—Me imagino que debes de estar mil veces mejor ahora. –sonrió mientras miraba al suelo pateando algunas piedras– Realmente, hace unos días pensaba que jamás te iba a perdonar, por nada del mundo. Pero ahora me estás demostrando que puedes hacerlo, todo lo que te propongas Gustabo. –pasó su brazo por el cuello del otro– Estoy muy feliz por ti.

—Por supuesto que sí. No sería yo Gustabo si no pudiera –elevó la cabeza ligeramente hacia arriba orgulloso– He pensado mucho en ti estos días

Horacio desvió su mirada avergonzado mientras deshacía el abrazo del cuello. Cuando soltaba frases así de la nada, le hacían sentir demasiado raro.

—¿Porque no podías cocinar? –bromeó

—¿Cómo que por qué no podía cocinar? –lo miró extrañado

—Porque no había nada que pudiera usar fácilmente, nada preparado, todo crudo. Además que se habían llevado la mayoría de las cosas cuando vinieron la primera vez

—No, no... Digo, que si pensaste en mí porque no podías cocinar. –susurró avergonzado por no haberse dado a entender.

—Ah no, no fue por eso. Simplemente extrañaba tu presencia –aclaró

Horacio se quedó pensando por un rato. Trató de que no se le subiera demasiado a la cabeza sus elogios.

—¿Pasa algo? –lo miró algo confundido después de que se formara aquel silencio

—No, nada. No te preocupes. –susurró Horacio– Es solo que, no estoy acostumbrado a que me digas cosas así. –se sonrojó con fuerza– Y realmente esto es siempre lo que quise de ti, así que. Estoy bastante feliz. –le sonrió deslumbrante.

—Extrañaba ver esa sonrisa, hacía tiempo que no estabas así de animado. La última vez... Fue antes de que todo lo de la mafia pasara –le dijo con otra pequeña sonrisa falsa

—En la mafia perdí gran parte de mi esencia. –susurró bajando la mirada– Pero... Me alegro de haber pasado por eso juntos. Me alegro de todo lo que hemos pasado hasta ahora... Y... Me alegro de que seas mi hermano Gustabo. Realmente soy feliz. Aunque simplemente... No sé. Noto como que algo no está bien... –rascó su brazo incómodo– Pero se me pasará.

—Bueno, con estás experiencias se acaba aprendiendo más de lo que crees. A valorar tu vida sobre todo, tu propia vida antes que la del resto –desvió su mirada de él

—¿El qué no está bien? Yo creo que ahora está todo perfecto –preguntó el rubio

—Aún así, llámame ingenuo Gustabo. Pero sigo pensando que preferiría llevarme yo la bala, antes que tú, o que Conway. –susurró– No creo que jamás cambie eso de mi.

Este rodó los ojos y apoyó su brazo en su hombro.

—¿Por qué aprecias tan poco tu vida, Horacio?

El otro alzó los hombros restándole importancia.

—No podría vivir sabiendo que alguno de los dos muere.

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora