9. ✻

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—Vámonos Gustabo. Ya nos llamarán mañana.– dijo el mayor de la sala dándole un toque en el hombro al otro para llamar su atención.

Horacio necesitaba recuperar fuerzas más que nunca. Esa noche le operarían para tratar de salvarlo en la medida de lo posible y que por lo menos no tuviera graves secuelas por todo lo ocurrido. El de crestas apretó la mano contraria con cierta impotencia mientras apretaba los dientes pero pronto la soltó por las pocas fuerzas que todavía tenía.

—Que descanses, Horacio. –dijo antes de seguir a Conway y salir de la habitación con la cabeza agachada y las manos en puño metidas en sus bolsillos.– Joder –fue lo único que añadió después.

—Claramente no podéis volver a la mafia. Se acabó trabajar de subinspectores.– sentenció. – No voy a dejar que más de mis hombres estén en peligro. –susurró– Habéis hecho un buen trabajo hasta ahora, pero no se van a fiar una puta mierda de ti, Gustabo.

—¿Cómo? –el rubio elevó su mirada hacia el otro al escuchar sus palabras– A ver, lo de la mafia lo entiendo, ¿pero cómo que lo de subinspectores también? ¿qué problema hay con Fred y Dan? –preguntó mientras se paraba en secó detrás de él.

—Es fácil –comenzó a explicar– Emilio conoce a Fred y Dan, o al menos a Dan, y también a Gustabo y a Horacio. Por lo tanto sabe que Horacio es Dan. Y cómo vais juntitas de la manita, nenas, llamando la atención, pues sospecharan de que eres Fred. Además que no creo que quieras participar en la policía sin Horacio. –se sentó en una silla– Pero, uno de los problemas principales es que no creo que Horacio pueda permanecer ileso de esto. Por su salud me veré obligado de darle de baja si no es recuperado al completo.

Gustabo se quedó pensativo durante un par de segundos. Es cierto que no quería continuar como policía si Horacio no iba a estar a su lado. Además de que al fin y al cabo y aunque lo negara, estaba muy preocupado por él. Sabía que aquello le iba a dejar marca y que no estaría como antes. Muchas cosas como robos, ir haciendo el loco con el coche, quedadas y peleas no se podrían hacer ahora. Todo por esos mierdas, que en parte había tenido parte de la culpa, aunque obviamente no era algo que él fuera a admitir así como así.

Se acercó a Conway y se colocó enfrente suya con una mirada decidida directamente a los ojos oscuros que se podian ver a través de las gafas poralizadas.

—Necesito ir a por ellos.

El silencio que se había formado en la sala fue lo más incómodo que habian experimentado ambos en mucho tiempo sin lugar a dudas. Finalmente el otro soltó un suspiro profundo y se ajustó sus gafas.

—Será tu último trabajo como policía, ¿verdad? – alzó una ceja.– Que la ira no te ciegue, Gustabo, ellos pagarán caro por lo que hicieron a Horacio.

—Si ellos van a pagar caro, quiero ser el primero que dé el paso al frente en el proceso –dijo mirándolo muy decidido

—Bien, pero debéis desaparecer durante unos dias. Por lo menos hasta que Horacio se recupere. Una vez ahí, veremos cómo podemos ir por ellos –dijo ordenando las ideas que ahora circulaban por su mente por la decisión tan repentina

—Horacio esta vez no hará nada. Me presentaré yo mismo. –aclaró mientras se giraba y le daba la espalda, caminando hacia una silla donde sentarse.

—Lo sé. Pero aún tenemos que saber dónde se reunirán. Y no vayas solo. Llévate a la malla escondida y a rodearlos a todos como putos peces en una red. Tú solo no tienes oportunidad alguna.

—Si vienen entonces sabrán finalmente que hemos sido unos malditos topos. ¿Tiene que salir eso finalmente a la luz y hacernos quedar de mentirosos y débiles? Porque no pienso hacer que crean eso, no de mi al menos

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora