Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •

63. ✻

Buenas bbs, os vengo a dejar (para quien quiera) un nuevo libro que subí a Wattpad de un proyecto donde escribiré las historias de las ideas que me propongáis. Si os interesa podéis ir a echarle un vistazo <3

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Gustabo gritó de dolor cuando Horacio le dio aquél puñetazo. No tuvo tiempo de reaccionar ya que enseguida se vio siendo arrastrado por este.

—¡Agh, Horacio, que estaba de broma! ¡Te estaba poniendo a prueba! –le gritaba mientras se movía frenéticamente.

Se quedó mirándolo muy serio cuando vio que comenzó a llamar a Conway. No se podía mover para nada. Entre el puñetazo que le dolía muchísimo y aquellas marcas y el dolor que le había dejado Horacio del forcejeo, estaba que le dolía todo el cuerpo.

—¡Deja el móvil! –le gritó

—Tarde. –colgó– te has pasado conmigo. Esta vez no voy a dejarte así como así. –frunció el ceño– Una prueba... UNA PRUEBA DE QUÉ GUSTABO. –le empujó completamente cabreado– ¡PRUEBA DE QUÉ! ¡CADA PUTA PALABRA QUE DECÍAS LA ECHABAS CON VENENO!

Este se estampó contra la pared y se cayó al suelo. Ahora si que no se podía levantar. Jadeó dolorido mientras desviaba su mirada.

—Y yo que séee...

—¡Confiaba en ti Gustabo! ¡De verdad lo hacía! Y yo pensé de verdad que podrías cambiar. Que podrías ser una mejor persona, y me has demostrado que eres una mierda. Una MIERDA. –se limpió sus lágrimas mientras lo dejaba tirado. Se fue hacia la cocina y se puso un vaso de agua para beber.

—Venga, no me llores. Encima que te he dado la pastilla al final. No te iba a matar tampoco –giró los ojos mirándolo desde el suelo

—¡Gustabo! Sabes perfectamente que tengo el corazón débil. En el hospital me dio un puto paro cardíaco de la ansiedad de lo que me pasa, y tú has estado jugando, regocijandote. ¡Insultándome! Mencionando todo lo que me podría doler, ¡humillandome! ¿Y vas y me dices que era una prueba? Pues si, es la prueba que me ha hecho abrir los ojos, y ahora sé lo mierda que puedes llegar a ser. Los hermanos no se hacen eso. Ni siquiera te considero uno ahora. Solo sabes hacer daño, ¡no traes nada bueno! ¿Después de todo lo que estoy haciendo por ti...? Te odio. Simplemente te odio. –gruñó mientras se sentaba en una de las sillas de la cocina a esperar a Conway.

Gustabo apoyó la cabeza en el suelo y cerró sus ojos mientras suspiraba bastante cansado. También era muy tarde y aunque no tenía sueño como tal, se sentía agotado, sobre todo después de los golpes que le había dado Horacio.

No respondió nada más, solamente se quedó callado en paz. Horacio ni se molestó en llevarlo al sofá. No quería ni verlo. Estaba jodidamente cabreado.

Unos minutos después la puerta se abrió dejando ver a Conway.

—Lo tienes como un gusano en el suelo. –se rió.