22. ✻

655 83 3
                                    

Pasaron las horas, el sol comenzó a salir nuevamente. Rayos inmensos entraban por los grandes ventanales mientras los pájaros cantaban en el exterior.

Gustabo se encontraba tumbado curiosamente boca abajo en el sofá. Todavía no se había despertado. Estaba a medio tapar con la manta. Pero algo mas curioso era que la cocina estaba hecha un desastre, al igual que el baño. Habían botes por el suelo, papel de baño, puertas y cajones abiertos.

Horacio estaba en el piso de arriba, descansando tranquilamente. Estaba agotado y dolorido después de aquella misión. Bostezó, despertándose, y bajó lentamente las escaleras viendo todo el desastre

—Que... ¿Que pasó aquí?

Gustabo continuaba plácidamente dormido en el sofá mientras de vez en cuando soltaba un ronquido. Parecía que no tenía intenciones de despertarse pronto, se le veía muy a gusto

Horacio suspiró. Viendo como el otro seguía dormido así que simplemente empezó a recoger y ordenar toda la cocina. Estaba algo cansado y su brazo dolía como el demonio, pero aún así continuo con su tarea. Terminó con cansancio y se sentó en la silla que tenía más cerca.

Después de un rato Gustabo comenzó a abrir los ojos lentamente. Se dio la vuelta y bostezó mientras se estiraba en el sofá. Se sentó y quedó mirando a Horacio confundido.

Gustabo tenía la cara llena de pintura o ¿maquillaje?  y parecía que tenía los labios pintados (de forma muy horrenda). Sin duda, una cara de todo un payaso.

—¿Horacio? –preguntó confuso

—Q-Que... –Horacio parpadeó– ¡Que haces con-! –Suspiró mientras veía toda su cara pintada– Te has maquillado, Gustabo... – suspiró acercándose a él– Tu destrozaste la cocina anoche entonces.

—¿De qué hablas? Cómo que me he maquillado. A ver, lo primero, ¿qué coño hago aquí, Horacio? –preguntó mientras se rascaba la cabeza, pero en ese momento gimió de dolor al tocar esa zona de la cabeza, posiblemente por el golpe de ayer que no recordaba

—Agh... Hostia...

—Ayer te noquearon y te secuestraron. Conway te rescató mientras yo estaba en un tiroteo. Pogo despertó y mató a un tipo y creo que a e?Emilio. Ahora la mafia está en la cárcel. Y nos pegaron un tiro a casi todos, pero todo salió bien. Y ahora al parecer Pogo volvió por la noche y destrozó mi cocina.

—Uff... Demasiada información –dijo poniendose una mano en la frente. Se miró las manos que mantenían la sangre seca todavía

—Qué asco macho –se quejó levantándose dirección al baño.

Cuando llegó y entró viendo su reflejo en el espejo se puso a reír frenéticamente

—¿Qué cojones me has hecho en la cara? Y, ¿por qué guardas un maldito pintalabios en uno de estos armarios? –dijo mientras reía

—¡Gustabo, no juzgues mis gustos! –dijo levantando la cabeza orgulloso– Mis cosas no te incumben. Además, ha sido él...

—Bueno, no me incumben pero menudo arte que tengo dormido entonces, tan solo mirame –dijo riendo mientras cogía el pintalabios que estaba en el suelo.

—Oh, ¡rapido Horacio ven mira! –lo llamó a gritos

Horacio camino con velocidad hacia el baño

—¿Que? ¿Qué pasa? –preguntó curioso

Gustabo lo tomó del brazo y lo acorraló contra la pared mientras mantenía su cabeza quieta con una mano y con la otra comenzaba a dibujarle cosas en la cara. Le pintó los labios alargándolos como una gran sonrisa

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora