35. ✻

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Horacio suspiró caminando hacia su habitación. Pogo le caía mejor, y se sentía más querido con él. Sentía que al menos alguien estaba feliz al verle y eso le hacía sentir bien. Pero no podía hacerle eso a Gustabo. Lo quería demasiado, y sentirse querido por Pogo lo hacía feliz, pero ese no era Gustabo. No podía simplemente dejarlo pasar.

Entró en su habitación lentamente. Se dejó caer en su cama, tratando de no pensar en todo lo que estaba ocurriendo y suspiró cansado mientras cerraba los ojos.

[...]

Mientras tanto, el otro caminaba por los pasillos lentamente hasta que llegó a una zona bastante más abierta donde se escuchaban varias voces en su interior. Pogo no conocía aquel lugar, pero le entraban viejos recuerdos de años atrás.

Se asomó por la puerta y miró como habían varios grupos de personas. Algunos estaban sentados hablando entre ellos y otros estaban simplemente solos. Habían varios médicos encargados de supervisar al resto allí plantados, de vez en cuando se acercaban y hablaban con los pacientes.

A Pogo se le iluminó todo al ver aquél lugar y entró con una sonrisa observando con quien podría hablar.

—¡Hola, soy Pogo! –dijo este mientras se acercaba a unos chicos que estaban hablando sentados en un banco.

—¿Eh? –dijo uno extrañado

Pogo se sentó en el suelo mientras los miraba con una gran sonrisa en su rostro.

—¿Este es nuevo? ¿Qué haces hablando con nosotros? –gritó uno cabreado.

—¡Pogo quiere amigos! –le dijo mientras inclinaba su cabeza hacia un lado y le ofrecía su mano como saludo

—Ugh... Vámonos. –gruñó el chico enojado– Paso de estar con un payaso como este.

Pogo hizo un puchero y se cruzó de brazos mientras lo miraba con el ceño fruncido

—Nadie quiere a Pogo... ¡Pogo solo quiere nuevos amigos!

—Vámonos –susurró otro y todos se levantaron dejándolo atrás.

Pogo se levantó del suelo también y se sentó en el banco que ahora estaba libre. Miró a su alrededor viendo a los que todavía seguían allí. Solamente quería relacionarse con los demás, pero parecía que no era muy bien recibido.

Pasó un largo rato y Horacio empezó a preocuparse por qué Gustabo no venía. ¿Quizás le había pasado algo? ¿O simplemente había vuelto a su habitación?

Se levantó y fue a buscarlo por el lugar. Fue hasta el cuarto del otro y al ver que no estaba allí se extrañó bastante, así que continuó buscándolo por allí.

En un lado de aquel patio había una chica algo alejada de todos. Pogo quedó mirándola mientras se levantaba del banco e iba poco a poco acercándose a ella

—¡Hola! –le dijo este a ella mientras se agachaba hasta ponerse a su altura.

—Hola... –dijo ella suavemente.

Horacio siguió buscando hasta que pudo verlo. Parecía que estaba hablando con alguien. Desde donde estaba no podía ver nada, pero se alegró de que al menos estuviera haciendo un amigo.

—¿Cómo te llamas? –le preguntó el rubio con una sonrisa

La chica guardó silencio mientras se apoyaba en la pared del patio y escondía su cabeza entre sus piernas

Pogo colocó su mano encima de la cabeza de la chica y le hizo unas suaves palmadas en su cabeza suavemente.

—¿Quieres ser mi amiga?

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora