50. ✻

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He llorado escribiendo este capitulo, aviso

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Pasaron varias horas. Gustabo abrió sus ojos lentamente, la luz de la luna entraba por la ventana de la habitación de Horacio. Parecía que se había hecho de noche al final, no sabía qué hora era pero bastante tarde tenía pinta.

Se sentó en el borde de la cama poco a poco. Se sentía bastante mareado, así que tuvo cuidado en no caerse. Apoyó sus codos en sus piernas y se quedó mirando al cielo nocturno, de fondo los sonidos ambientes, un búho, grillos... Sonaban en el exterior. Se encontraba tranquilo y cansado, pero sobre todo tranquilo y en calma.

Agachó su cabeza prestando atención a sus pensamientos, pero parecía que todo estaba en silencio, en un gran silencio. Agachó la cabeza mientras llevaba su mano a su brazo, estaba ligeramente inflamado y con dos salientes producidos por dos nuevos pinchazos, o eso es lo que pensó.

Suspiró profundamente tomando aire y después lo soltó elevando de nuevo la cabeza mirando a través de la ventana. Aquella calma, podía sentirla como un gran placer, un placer lleno de sensaciones suaves. Incluso se le escapó una pequeña sonrisa.

Después de varios minutos que consiguió aclarar su visión, se puso en pie y salió de la habitación, bajando en silencio hasta la planta principal. Fue hasta el salón y se quedó mirando a Horacio que dormía profundamente en el sofá.

Se acercó en silencio sin hacer mucho ruido y después de varios intentos, logró cargarlo entre sus brazos y posteriormente en su espalda. Posiblemente aquello le fuera a molestar, pero le estaba causando gran pena el verlo allí tirado sin más.

Poco a poco fue caminando con él a cuestas, subió por las escaleras poco a poco tratando de controlar su equilibrio. Finalmente llegó a la planta de arriba y lo llevó a su habitación. Cerró la puerta y lo acostó con sumo cuidado en la cama.

Gustabo se sentó en el mismo sitio de antes, mirando al exterior como si aquello fuera lo más interesante del mundo. El cielo estaba despejado y se podían ver cientos de estrellas brillando en él. Se encontraba de espaldas a Horacio. Quería que si se despertara, lo hiciera cómodamente.

Horacio estaba completamente agotado, así  que tardó bastante en despertar. Agarró su almohada abrazándola con fuerza, siempre lo hacía durmiendo, se sentía más cómodo así. Después de unos minutos más abrió lentamente los ojos. Le tomó unos minutos darse cuenta de que estaba en su habitación.

Se incorporó, sentándose, viendo extrañado su situación. ¿Quizás estaba siendo sonámbulo también? Pero entonces dónde...

Desvió su mirada encontrándose con Gustabo. Simplemente mantuvo la mirada de poker para después sentarse al borde de la cama. Gustabo escuchó como este se movía. No desvió su mirada del cielo, llevaba ya un buen rato observándolo en silencio, en un profundo silencio. Sonrió suavemente cuando vio de reojo como se sentaba al borde de la cama justamente a su lado.

—Hace una buena noche –dijo en un susurro

—¿Qué quieres? –frunció el ceño cortante mientras se metía sus zapatillas en sus pies– Deberías decírmelo antes de que me vaya a zorrear por ahí, ¿no? –dijo con tono pasivo agresivo.

Gustabo suspiró desanimado cuando escuchó aquello, no lo iba a creer, por supuesto que no lo iba a hacer. Se quedó mirando a una estrella en específico mientras apoyaba su cara en sus manos y giraba levemente la cabeza

—Deberías de escucharme antes, eso es lo que deberías hacer –no lo miró en ningún momento al igual que tampoco se alteró

—Te escucho. –dijo con seriedad mientras miraba hacia ninguna parte– Habla todo lo que quieras. –susurró sin hacer contacto visual.

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora