80. ✻

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Hoy actualizo antes porque ando ocupada viéndome directos atrasados y si no se me olvida, así que tomad bbs, quedan dos 🥵
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Horacio correspondió al abrazo del otro con fuerza.

—¿Está enfadado...? –parpadeó empezando a ponerse nervioso– Pero estás de vuelta... ¿Super? ¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo evitamos que vuelva? –se giró para mirarlo, con una expresión suplicante– Tiene... Tiene que haber alguna forma... –susurró mientras acariciaba al otro en el abrazo– Necesito tenerlo completamente de vuelta... –apretaba la ropa del otro, agarrándolo con posesión, como si de un momento a otro se fuera a ir de nuevo.

Conway suspiró y se pasó una mano por la frente, apretándola ligeramente

—De verdad que me tenéis hasta los cojones con todo esto... –se masajeó el puente de su nariz– Sueltalo, vamos a hablar primeramente. No puedes fiarte así a la ligera Horacio. Y HAZ EL FAVOR DE CALMARTE NENA.

—¡No! ¡No lo voy a soltar! –le gritó al súper. Horacio jamás se había mostrado tan testarudo y retador que estas últimas veces con Gustabo– No nos vas a hablar así –dijo completamente decidido– No lo volveré a soltar nunca. –escondió su rostro en el hombro del otro, poniendo sus piernas alrededor del cuerpo de Gustabo para protegerlo.

—¡HORACIO, SUELTALO, ASÍ NO PODREMOS VER SUS EXPRESIONES NI NADA! –le gritó fuertemente mientras lo miraba retador– Horacio, por el amor de dios, suelta, a, Gustabo. Ahora. No se va a ir, ¡si no lo dejas si que se podrá ir!

Gustabo ya tenía suficiente con los gritos que tenía que soportar en su mente para que ahora Conway empezara a gritar, al igual que Horacio.

Llevó sus manos a sus oídos y los apretó con fuerza soltando pequeños sollozos. No podía evitarlo. Él nunca había sido nadie de llorar habitualmente pero no podía soportarlo más, toda esa presión.

Horacio iba a responder, pero al instante notó al otro temblando y sollozando. Así que se concentró en darle algo de cariño.

—Déjalo unos minutos, super –frunció el ceño– Necesita relajarse. –lo fulminó con la mirada, hablando más bajo.

Horacio llevó sus manos a la cara de Gustabo y apartó sus lágrimas.

—Hey... Ya está. –susurró con una sonrisa– Todo está bien ahora. –le dio un pequeño beso en la frente– Todo está bien. ¿Qué está pasando? ¿Qué escuchas?

Conway se quedó mirando a Gustabo un par de segundos y se mantuvo en silencio, cruzándose de brazos y seguidamente apoyándose en la pared. Gustabo miró a Horacio fijamente. No quería decir nada, no en ese momento, porque simplemente no le dejaba.

—Uhm... –musitó mientras desviaba la mirada hacia la nada. Tomó aire profundamente sin dejar de mirar hacia allí.

—Él no- –abrió mucho los ojos cuando se tapó su propia boca con fuerza.

Horacio se quedó mirándolo algo extrañado. Gustabo estaba asombrado de haberse tapado su propia boca.

—Pogo... Pogo te está vigilando... Te está... –abrió los ojos mas de lo normal con terror– Puede controlarte... Tu cuerpo. –agarró la muñeca de Gustabo y con algo de fuerza la apartó de la boca– Pogo, ¿me escuchas? –frunció el ceño, suspiró con lentitud.

—Pogo. Te lo suplico, vuelve a dejar a Gustabo en libertad... –lo miró a los ojos con tristeza– Sé que no eres feliz, que quieres ser libre, y que quieres vivir tu propia vida. Puedo llegar a entender cómo te sientes, encerrado en tu propio ser, sin nada más que una oscuridad inmensa, sin nadie que te acepte. Créeme, lo entiendo. No sé si todos estos días que me sentí acogido por Gustabo eras tú o no. No tengo ni idea. Pero sé algo. Sé que quieres que Gustabo esté bien, no sé si porque es lo único que te importa o porque es tu contenedor, no lo sé, pero... –lo miró decidido.

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora