74. ✻

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No iba a actualizar, pero como hoy muere Gustabo pues bueno. AJSJQJQJDB, nah mentira. Aunque... Bueno, leedlo y vosotros veréis 😡
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Después de un buen rato Gustabo por fin pudo abrir levemente sus ojos, encontrándose inmediatamente a Horacio frente a él, cuidándolo más que nunca.

Se relamió sus labios tratando de obtener algo de saliva para volver a estimular su boca, ya que se había dejado caer completamente dormida.

—H-H-Horacio... –musitó levemente. Su voz sonaba muy rota

—¿Gustabo?... –elevó su mirada comprobando si lo que había escuchado era verdad. Cuando vio que lo era se acercó preocupado– ¿Estás bien? No hables aún, no hables, ¿vale? Todo está bien, todo saldrá bien. –le acarició el cabello con sus manos temblorosas.

Agarró su cabeza elevándola, y le dio un poco de agua para que bebiera. Secó su sudor con más trozos de su prenda. No podía tapar su herida con esta ya que tenía miedo que la costra se fusionara.

Volvió a dejar su cabeza en la sábana doblaba a modo de almohada

—Agh... –el rubio comenzó a quejarse débilmente mientras parpadeaba de forma muy lenta, muy muy lenta.

Se quedó mirándolo fijamente, su respiración se cortaba a cada momento. Cuando Horacio le acercó la botella bebió muy poco a poco algo de agua, no podía ir más rápido, no quería llegar a atragantarse.

—Todo está bien. –sonrió mientras lo acariciaba tratando de que estuviera cómodo– Todo está bien, todo está muy bien... –repitió mientras agarraba su mano con ambas de él, con voz temblorosa– Todo está genial...

Gustabo comenzó a toser de forma brusca hasta que acabó echando varios escupitajos ensangrentados. Tenía el pecho horriblemente mal por tantos golpes y las propias quemaduras. Tasteó su boca tras aquello e hizo levemente una mueca de asco y desagrado. Ya que literal le sabía todo a pura sangre.

—Ya está, no te preocupes. –susurró acariciando su cabello– Tienes que descansar. Ahora tienes que dormir. –le acarició la mejilla.

—H-Horacio... –volvió a susurrar levemente mientras llevaba su mano temblorosa hasta el rostro del otro.

No tenía muchas fuerzas pero se esforzó todo lo que pudo para acabar en la mejilla contraria, acariciándola con suavidad. Horacio llevó su mano a esa otra que estaba en su mejilla, y lo miró con tristeza mientras las lágrimas no paraban de caer.

—¡Lo siento! –alzó la voz agachando la cabeza. Su voz estaba rota y su respiración estaba fuera de control– Es mi culpa. Te hicieron esto por mi... Y no pude hacer nada. –sollozó– ...ni siquiera podía evitar mirarte. No hice nada... Todo es culpa mía. Yo tenía que haber pasado eso, no tú... Tú no deberías haber pasado nada de esto. No te lo merecías, ¡no habías hecho nada!

Gustabo se quedó mirándolo mientras las lágrimas caían esta vez de sus ojos, caían firmemente, resbalando por todo su rostro.

—H-Horacio... –repitió una vez más– E-Ellos pagarán...

—Si... Ellos definitivamente pagarán... –susurró bajando la mirada– Porque no me fui con las manos vacías. –secó sus lágrimas con su brazo. De su bolsillo sacó una varilla de metal y un alambre– puedo forzar la cerradura. –lo volvió a guardar– esta vez no se saldrán de rositas... Te lo juro. –apretó el agarre de su mano mientras respiraba entrecortadamente por las lágrimas.

—N-No quiero que te hagan nada... –le dijo mientras entrelazaba sus dedos con los dedos de Horacio.

—Saldremos de aquí, te lo prometo –agarró con fuerza el agarre– haré todo lo que haga falta para llevarte a la cima. –lo miró fijamente– Todo saldrá bien. Te lo prometo.

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora