7. Años después ✻

1.3K 115 16
                                    

Gustabo se encontraba en su casa cambiándose de ropa mientras silbaba por ella, de estancia en estancia preparándose para salir por ahí a dar un voltio. Quería tomarse el día libre, ya que eran ya muchos dias de trabajo tanto como subinspector Fred, de incógnito por supuesto, así que se lo merecía. Se sentó en el sofá y abrió el chat de Horacio para mandarle un mensaje.

< Hoy me tomo día libre, estoy hasta la polla del trabajo y que el abuelo no nos pague de extra >

Se levantó y sin más salió de su casa. Estaba bastante alejado del centro así que o robaba un coche que pasara por ahí o debía ir caminando. Pero se le ocurrió una idea mejor. Volvió a sacar el teléfono y le mandó otro mensaje a Horacio:

< ¿Tienes coche? Los tengo en garaje central. Por si puedes venir a recogerme, guapo >

Tras eso se apoyó en la fachada de su casa esperando una respuesta, ya que la pereza que tenía de ir caminando hasta el centro era inimaginable.
Horacio tardó unos minutos, pero llegó con un Mini rosa con pegatinas finalmente. Como no, tocando el pito de su mini para llamar la atención contraria

—¿Que pasaaaa? –se rió mientras iba hacia Gustabo– ¿Que hacemos hoy perro?

Horacio tenía una cresta roja, su ropa era muy colorida y combinaba perfectamente. Siempre tuvo un gran sentido estilístico y se creia un gran idolo para muchos aunque depende de como estuviera ese dia, le gustaría llamar la atención o por el contrario pasar desapercibido.

—Pero bueno, tu cambias más de coche que de color de cresta, y mira que eso es difícil. –dijo mirando el coche con el que había llegado hasta allí.

—En fin. No he recibido ningún mensaje de Emilio para alguna quedada, ni tengo mensajes del Papu... Está todo tranquilo hoy. Así que dije, ¿y si nos tomamos un día de relax? Ya sabes –dijo guiñándole un ojo a la vez que emitía un silbido rápido

—Un día para nosotros, para gozarlo, ¿qué te parece? Es buena idea eh –añadió dándole un codazo amistoso al de la cresta.

Horacio se rió por el comentario del coche y por las intenciones que pensaba que tenía el mente el otro.

—Nos van a volver a detener Gustabo... –dijo de forma cansada mientras suspiraba profundamente con una debil sonrisa– Luego Conway nos va a echar una bronca que flipas y me echarás la culpa a mí otra vez.

—A ver, Horacio, el abuelo no se enterará de nada si no hacemos nada de lo que se pueda enterar, ¿me entiendes? No echas de menos esos momentos en los que íbamos tan felices. Que si un coche robado por aquí, que si un "aparta", un "payaso" y "calvo" por allá, la vida de un basurero que no trabajaba. Porque eso es lo que hacíamos. –rió ante aquella verdad más real que su propia vida. Pues tenían el empleo de basurero cuando llegaron a la ciudad, pero no trabajaban en absoluto y a decir verdad no se arrepentía. Eran unos grandes tiempos.

—Y lo más emocionante, aquellos robos. ¿Te acuerdas de nuestro primer robo? Fuimos hacia un plato fuerte, la joyería. –añadió

—Si Gustabo, pero salió muy mal. –dijo cruzando sus brazos mirándolo con desaprobación– ¿No podemos hacer algo normal e ir a un bar y hablar? No quiero jugarme la perpetua Gustabo, que somos agentes en cubierta.

—Bueno, salió mal porque éramos inexpertos, todo hay que decirlo. –resaltó cruzándose de brazos también.

—¿Tu quieres que vayamos a un bar a tomar un poquillo ahí de tranquis? Pues vamos si quieres, pero ya sabes que lo más tranquilo acaba casi siempre en algo más gordo. –dijo mientras se dirigía al coche

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora