5. ✻

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Este no respondía, solamente se centraba en poder llegar a salvo a un callejón. Caminaba lento pero seguro en el paso, para no caer por el peso de Horacio. Estaba completamente desorientado sin saber muy bien quien era en ese momento o simplemente, qué había pasado en aquél parque.

Finalmente llegaron al callejón y tras girar la primera esquina y así perder de vista el parque, dejó a Horacio en el suelo y se apoyo en la pared sujetándose la cabeza sin decir nada y sin hacer ningún tipo de sonido. Solamente su respiración agitada que todavía mantenía desde todo ese trayecto.

Horacio se quedó quieto, viendo los cortes de Gustabo en sus brazos, ambos llenos de sangre. Tenía una mano agarrada a su cabeza, y su mejilla descansaba en la pared. Poco a pocos sus ojos se empezaron a humedecer y a soltar lágrimas gruesas de sus ojos. Sentía impotencia, no pudo hacer nada por Gustabo, y él parecía muy afectado por eso. No solamente por pensar en que no intervino en aquella pelea entre Gustabo y esos tipos, si no por el estado tan devastador y perdido en el que el rubio se encontraba.

No... No debí haber dicho nada de ir a jugar. Lo siento. –Lloriqueó. Sus palabras estaban contenidas, en cada palabra se podía notar como aguantaba las ganas de llorar aunque sus ojos no tenían aquello planeado.

No importa, ellos tomaron su castigo. –susurró mirándolo ahora con una sonrisa mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y caían por su rostro se forma lenta. Hacía años que no lloraba a decir verdad.

Horacio gateó poco a poco hasta Gustabo y en un abrazo lo atrajo hasta su pecho.

Estoy aquí... Todo está bien, ¿si? –lo miró preocupado al ver sus lágrimas. De lo poco que conocía sabía que él era alguien duro, no se le veía como el típico llorón como él.

Lo acarició lentamente tratando de calmarlo. No por nada en especial. En ese tiempo que llevaban juntos se había dado cuenta que no era alguien que expresara mucho sus sentimientos ni que le gustara el contacto físico con frecuencia. Pero su cuerpo había reaccionado solo prácticamente.

No nos harán nada, ¿vale? Ha sido otro éxito. Otro éxito... –susurró– Nos comeremos los problemas, Gustabo. Tú y yo, juntos. No tienes de qué preocuparte.

Gustabo cayó a sus brazos mientras temblaba ligeramente, no quería hablar pero es que en aquel momento, no era él, no lo era. Y no de manera física, era algo, especial.

Pogo aprecia a Horacio –susurró en su oído mientras apoyaba su cabeza en el hombro del contrario, cerrando sus ojos lentamente.– Otro, exito... –musitó

Horacio no pregunto por eso. Simplemente le siguió la corriente a Gustabo. Sabía que después de aquello, como había visto en las películas, le quedaran secuelas de las escenas vividas. Pues al fin y al cabo no dejaban de ser niños no muy acostumbrados todavía a ver ese tipo de cosas, por ello supuso que estaba bastante perdido en sí mismo.

Horacio también aprecia a Pogo. –susurró– Hay que proteger a Gustabo, Horacio será duro para tener a Gustabo a salvo. No habrá una misión fallida. –acarició lentamente– Estoy aquí. Horacio está aquí. –Levantó a Gustabo con sus brazos y ambos bajaron dentro de su sitio seguro.

Voy a curarte. Ojalá no necesitemos puntos. –susurró preocupado.

Gustabo se mantuvo callado durante un par de minutos hasta que llegaron a la estancia donde nadie les haría daño. Parecía ligeramente mareado, así que en cuanto llegó se tiró al suelo y se colocó la mano en la frente.

¿Qué ha pasado? –dijo débilmente mientras se quejaba del dolor que tenía por todos lados debido a las repentinas caídas que había sufrido y aquellos cortes que aunque no fueron muy profundos, enrojecieron la zona.

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora