48. ✻

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Gustabo gruñó ante sus palabras, ni siquiera se despidió de él. La verdad es que se había levantado con un humor de perros y no tenía ganas de hablar, estaba todavía bastante cansado y no podía entender como Horacio había quedado ya nada mas salir de allí.

Comenzó a cambiar de canales continuamente para ver si había algo que mereciera la pena, pero todo era pura mierda lo que echaban por la televisión a esas horas. Se quedó pensando en qué podía hacer y cuál iba a ser el plan de la noche para él sin estar Horacio presente, tenía toda la noche y toda la casa para él solo, además de que Pogo parecía tranquilo por el momento.

[...]

Horacio estaba con sus colegas en aquel descapotable negro. Eran algunos del bar, los conocía de hace bastante.

—¡WOHOO! Que suerte que hayas podido venir.

—¡No me lo perdería! ¡Necesito caña! –dijo Horacio robándoles una botella de licor y bebiendo a palo seco– ¡UAGH! QUE ASCO. Hace tiempo que no tomamos estas mierdas. –empezó a reírse

—Hoy estás que flipas. –le dijo una chavala clavándole el codo mientras empezaba a beber– Pescas algo seguro.

Llegaron a la playa mientras charlaban y reían en el coche. Horacio ni siquiera había llegado y ya había bebido un buen trago de licor. Era una gran fiesta de estas con muchísima muchísima gente. Música tan alta que sentías tus oídos vibrar. Apenas podías oír a la persona que tenías al lado. Eran alrededor de diez mesas largas llenas de vasos y barreños llenos de licores mezclados con refrescos y chuches.

—¡EL REY DE LA FIESTA HA LLEGADO! –gritó llamando la atención de todos, que empezaron a gritar.

La popularidad, el respeto, todo lo que había cultivado en ese lugar, todo lo rodeaba. Era una sensación afrodisíaca, se sentía amado, se sentía el mejor, se sentía el plato estrella de un menú.

[...]

3:00 de la mañana.

Bebió bastante alcohol, habían pasado dos horas hablando y charlando con mucha gente, gritando, bailando, chillando y cantando. Todo a su alrededor era como una droga, solo escuchaba música muy fuerte, solo sentía su cuerpo apegarse a el de cientos de personas, y no podía dejar de sentir esas ganas de gritar de alegría.

5:00 de la mañana.

Cansado, se sentó en una de las mesas mientras seguía bebiendo. Iba completamente borracho, apenas podía sostenerse en pie así que decidió sentarse en una de las mesas.

—¡Oye! Estas en la zona de aperitivos. –dijo uno molesto

—Ya lo sé. –subió sus piernas, dobladas en posición de cuclillas y las abrió– Yo soy tu aperitivo.

Y al parecer funcionó. El otro se abalanzó cuando tuvo oportunidad. ¿Quién rechazaría a la persona más popular? Nadie. Literalmente podía tener a quien quisiera y cuando le diera la gana. Cualquiera podía ser suyo.

—¡FUERTE! –ordenó Horacio mientras se terminaba su vaso. El otro lo mordió fuerte, dejándole chupetones mordidas y moratones por su torso.

6:00 de la mañana.

Empezó a levantarse de la toalla, había... Diciéndolo bruscamente... Follado con ese desconocido en medio de la playa.

—Al menos tenía uno de estos... –sonrió guardándose el plástico del envoltorio del supositorio en el bolsillo.

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora