La mañana siguiente había dado comienzo y de forma muy inesperada un grito despertó a Gustabo de un salto. Se había quedado fuera dormido y los recuerdos del día anterior eran mucho más nublosos que nunca. Entró de nuevo a la base muy confundido y quedó mirándolo fijamente sin comprender nada hasta que el otro habló.
Horacio había encontrado en frente de sus ojos su pequeño aparato destrozado, roto, triturado.
—N-No... –empezó a llorar mientras agarraba las piezas– ¿¡Qué es esto!? –gritó mientras las apretaba contra sus manos.
—¿Qué te pasa? –dijo el otro bostezando mientras se restregaba los ojos con sus puños
Horacio mostró con sus manos su pequeño juguete destrozado para que así el rubio comprendiera la razón de sus gritos.
—¿¡Has sido tú?! –lo miró con lágrimas en los ojos– ¡Ayer estaba perfecto! ¡Gustabo, ayer estaba perfecto! Y ahora está partido por mil piezas y eso no pasa solo cayéndose al suelo.
—¿Yo? ¿Por qué habría hecho algo así yo? Primero, tranquilizate –dijo estirándose y acercándose a él mientras sujetaba el muñeco en sus brazos.
—Parece que me quedé dormido fuera cuando salí a mear
Horacio simplemente le dio la espalda a Gustabo.
—No hay otra explicación –trató de poner todas las piezas pero era imposible, estaban completamente rotas– Está... Roto, roto, roto –se arrodilló agarrando su pequeño juguete que tanto lo había acompañado– No... No está roto. Está muerto. Lo mataste, ¿verdad? –su voz sonaba seca– Lo mataste. Está... ¿muerto? –su tono cambió a su voz normal y se rompió por completo– Era lo único que tenía.
—Horacio, que yo no he sido. Seguro que se cayó y al levantarte lo has pisado sin querer o algo. –dijo mientras se acercaba y le colocaba una mano en el hombro.
Sabía lo importante que era eso para él, así que él nunca habría hecho algo así, ¿no?
—A veces pasaba eso, pero nunca lo rompí. Y sé donde lo deje, porque no quería que pasase esto –se levantó y se sentó en la esquina de la habitación.– Déjame solo, Gustabo –susurró con las piezas todavía en sus manos
—¿De verdad piensas que he sido yo? Vamos, Horacio. No haría nada así nunca. Puedo ser a veces muy liante... Pero jamás destruiría lo que más amas –dijo mientras lo seguía y se quedaba plantado enfrente suya mirándolo
—¿No confías en mi? –preguntó mientras se sentaba enfrente suya.
Horacio apretó sus labios de impotencia.
—Me he quedado sin mi mejor amigo, Gustabo –lloriqueo– Confío en ti. Pero sé que yo no he sido.
—Bueno, mira el lado bueno, ahora soy yo tu mejor amigo –comentó mientras reía para tratar de animar un poco el ambiente. Pero a veces era un bocazas y no sabía cuando debía de callar. Y sin duda, aquel comentario había sobrado.
—Bueno, a ver... –trató de excusarse
—Sé lo que quieres decir Gustabo –susurró– Pero esto a sido como si... Como si tu muñeco lo encontrases completamente roto con el relleno por toda la habitación.
—Bueno –le repondió sin saber qué más decir.
Horacio suspiró con cansancio
— Que haremos hoy, ¿Gustabo?.— susurró pensativo
—¿Qué te apetece hacer hoy? Espero que no hayan más líos, menudo día el de ayer eh –rió dándole un pequeño codazo tratando de animarlo
— Heh, seh... –susurró
Horacio simplemente permaneció algo callado, no le apetecía hablar demasiado.
—No me apetece hacer nada, la verdad. No tenemos mucho que hacer. Aquí no hay nada para entretenernos, y si salimos fuera nos atacarán. –concluyó finalmente con cierta impotencia.
—¿Qué te pasa macho? Vale que haya pasado eso pero tampoco es el fin del mundo, Horacio –dijo cogiéndole una mano y colocandola entre las suyas.
De cierta forma le había molestado la actitud que estaba teniendo Horacio. No lograba comprender cómo se sentía el otro a decir verdad, ni siquiera por qué algo así podía llevarlo a esa desgana.
—No lo digo por el muñeco. Lo digo por todo ¿Que haremos? ¿Cuál es el plan del futuro? ¿Conseguir una casa? ¿Trabajar? –Agarró la cara de Gustabo con sus dos manos.– Gustabo, ¿Qué es lo que esperamos de la vida?
—Poder –dijo sin más con una sonrisa maliciosa en su rostro. Tomó sus manos y las acarició suavemente.
—Solo eso es lo importante. Con eso lo tienes todo, Horacio. ¿O acaso no sientes la necesidad de mostrarles al resto que te han pisoteado lo que verdaderamente vales?
Horacio no parecía muy convencido.
— Okey... –murmuró desviando la mirada. Estaba empezando a madurar. Toda esta situación le dejaba contra las cuerdas, a si que simplemente, decidió pensar en lo que acabaría haciendo.
—¿Cómo que okey? ¿Qué tipo de respuesta es esa? ¿No quieres eso entonces? ¿Qué es lo que quieres tú? Dime, Horacio –preguntaba continuamente mientras lo miraba y se separaba de él.
— No lo sé, Gustabo. –susurró.– O sea, nunca me importó demasiado el poder. A mi me gusta mucho más divertirme, no tengo que demostrarle nada a nadie. –susurró
—¿Crees que el poder no es divertido? –comenzó a reír frenéticamente mientras pasaba su brazo por detrás de él, apoyándose en su hombro
—Ay Horacio, Horacio... Que tierno eres. Con el poder puedes hacer lo que quieras. Por ejemplo, puedes crear tu propia diversión, ir donde quieras, los tienes todos en un hilo en el que tirar y mira si haces así –comenzó a hacer gestos con el dedo cómo si estirara de un hilo mientras silbaba– fium, todos se caen
—¡Eso no es divertido! No es divertido ver a gente caer. ¡Es cruel!. –susurró inflando sus cachetes mirando hacia el suelo– ¿No quieres nada más que eso? ¿No tienes alguna meta o algo así? ¿Algún plan?
—¿Te parece sencillo eso o algo? Solo imagínate poder controlar toda una ciudad con unos simples movimientos... ¡Es emocionante! –Tomó su mejilla y la apretó ligeramente.
—No me interesa por ahora formar una familia con alguien, las familias son... Bueno, no es mi objetivo. ¿Tu si quieres tener pareja? He visto a los adultos y uff, es asqueroso.
Horacio desvío la mirada
—Sí... Sí quiero tener pareja. Y si, quiero tener una familia. –susurró, bajando la mirada. Se quedó pensativo mirando la nada– Yo te seguiré, pero no estoy del todo de acuerdo con tu sueño, Gustabo.
—Dejemos que eso lo decida el tiempo, Horacio. Dejemos que el destino lo decida –volvió a reir pero enseguida se puso serio y se separó de él. No le gustaba mucho el contacto físico a decir verdad, solamente si él lo permitía.
— Si... Estoy de acuerdo. –susurró agachándose agarrando sus piernas. Aún tenía mucho que pensar, mucho que decidir
Y todo apenas acababa de comenzar
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Y aquí bbs es donde acaba esta travesía por el pasado de ambos. En el siguiente capítulo que no sé cuando subiré, habrá un salto en el tiempo hasta mas o menos la época donde ambos eran subinspectores Fred y Dan y realizaban la infiltración a la mafia. Se viene mucho pero que mucho drama, así que prepararos. Pd: gracias por todo el apoyo que le estáis dando, compartirla cuanto queráis con más personas, se agradece inmensamente 🖤-Fanart: @Doritochan_ (Twitter)
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Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •
Fanfiction"𝑫𝒂𝒓𝒊𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒑𝒐𝒓 𝒕𝒊, 𝑮𝒖𝒔𝒕𝒂𝒃𝒐" Fanfic sobre GtaRp/SpainRp. Una historia con un camino alternativo al que se ha llevado a cabo en la serie original. ⚠ Leve Gustacio ⚠ Horacio se deja llevar por sus emociones y sentimientos mie...