Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •

31. ✻

Alucinada me hallo al ver como el anterior capitulo llegó a las 30 estrellas EN DOS DIAS, AAAAAA, de verdad, no sé como agradeceros todo ):

He subido, incluyendo este, dos capítulos para daros contenido porque de verdad, os agradezco el apoyo y no tengo palabras. Sin más, os dejo con este nuevo capitulo, se vienen COSITAS, y un gran cambio de escenario, muaks, besitos a todos.

-------------------------------------------------------

—¡Gustabo, calmate! –gritó una de las psicólogas mientras lo miraba fijamente– queremos que todo esté bien, ya está. Relajate

—Escúchame Gustabo –dijo con un tono suave– Sabes que si no lo tomas, te tendremos que ingresar a un centro para administrartelo a la fuerza. ¿No quieres vivir en un centro, verdad? Con otros pacientes que tienen más problemas, sin ver a tus amigos, encerrado... ¿No suena bien, no?

—No sería la primera vez –dijo este con cierta chulería mientras se movía en su asiento algo incómodo

—Gustabo, por favor. Queremos lo mejor para ti y para todos. Y para ello tienes que hacernos caso, si no tendremos que recurrir a-

—Me da igual –dijo cortando sus palabras.

—Bueno. Como no vas a colaborar y estás completamente en contra, viendo que eres potencialmente peligroso, te pedimos que te quedes aquí, vamos a realizar el translado a un hospital psiquiátrico –la chica empezó a llamar por teléfono marcando el numero correspondiente.

—¿Cómo? ¡Qué problema hay, no me pasa nada! –dijo este levantándose del sillón

—Gustabo, guarda silencio y quedate ahí sentado, por favor. –dijo la otra mientras miraba a su compañera bastante preocupada

—¿Si? Buenos días... Disculpe, tenemos un paciente que padece de personalidad múltiple, sí, sí, claro, es potencialmente peligroso y... – habló la psicóloga con el chico que le había atendido en la otra línea

La puerta de abrió lentamente.

—Ehmm... Perdón pero... ¿Donde está el baño? –preguntó Horacio abriendo la puerta– estoy esperando ya demasiado rato... –Horacio se quedó mirando a todos los presentes, sobre todo a la chica que hablaba por telefono– Que... ¿qué pasa?

—Deja el puto teléfono en la mesa... No me voy a ir a ningún hospital ni ninguna mierda de esas. No me pasa nada. –le echó en cara Gustabo mientras se acercaba a la mesa y se apoyaba en ella

Una de las chicas miró a Horacio y se sorprendió mucho por aquella repentina aparición

—Horacio, por favor, ve a recepción y pregunta allí –le dijo preocupada mientras le indicaba que no entrara

Gustabo se giró a mirar a Horacio y sonrió

—Vaya, Horacio... ¿qué cojones les has contado para que ahora me traten como un puto loco? –frunció el ceño

—¡Yo no le dije nada! De hecho ahora se supone que no tengo que enfadarme contigo pero sigues teniendo tu carácter de mierda. ¿Qué cojones le voy a decir? –dijo alterado– Además tu has querido venir aquí. Si te están diciendo que estás mal, aceptalo, son especialistas, Gustabo. –se cruzó de brazos sin entender la situación del todo.

—Horacio... –dijo una de ellas mientras se acercaba a Gustabo. Pero fue empujada por él cuando la tuvo bastante cerca

—Sí, pero para ver si te sacaban alguna bipolaridad o algo así. Porque menudo toca huevos que estás últimamente. Ah y, aquí el que tiene la culpa eres tu, por imbécil, por niño blando, por niño de infantil –dijo mientras se acercaba a él lentamente. Ya no había vuelta atrás en esa situación, la chispa de la mecha se había encendido.