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-------------------------------------------------------------Las horas pasaron y ya empezaron a ser las ocho de la mañana, la luz empezó a entrar con fuerza, ya que el sol estaba fuera. Horacio seguía mirándolo, somnoliento y agotado, de vez en cuando cerraba los ojos, pero minutos después los volvía a abrir.
Gustabo comenzó a moverse delicadamente cuando notó como la luz entraba directamente a la habitación. Abrió los ojos lentamente, cegándose con tanta luz que entraba, por lo que no podía elevar bien sus párpados.
—Ugh... –se quejó mientras se ponía boca abajo
Horacio abrió los ojos con sorpresa y se quedó inmóvil para no molestarlo.
—¿Gustabo?... –susurró bajito mientras lo miraba preocupado.
Al escuchar aquella voz pudo reconocerlo de inmediato. No sabía ni donde estaba ni qué había pasado.
—¿Horacio...? –preguntó mientras giraba su cabeza hacia él teniendo el cuerpo boca abajo y sin abrir sus ojos
—Gustabo... –su voz temblaba mientras se tiraba para abrazarlo. Empezó a llorar casi instantáneamente. Tenía demasiado estrés acumulado y el hecho de escuchar su voz de nuevo lo calmó casi al instante.
—¿Qué pasa...? –preguntó muy confundido mientras el otro se tiraba a abrazarlo.
—¡Estás muy mal de salud Gustabo! –levantó la cabeza mirándolo con tristeza– Pero no de los golpes... –susurró– De tu salud. Te falta mucha comida. Lo siento, me debí ocupar de ti mejor. Prometo que no volverá a pasar, te lo juro. Te obligaré a comer si hace falta.
Estaba desahogando toda su frustración en uno de los pocos puntos que le podía comentar. No podía decirle que en dos semanas se acababan sus recuerdos. ¿No?
—Pero, no hace falta que te pongas así. El que tendría que estar preocupado tendría que ser yo –le dijo todavía algo somnoliento mirándolo cada vez más confuso
Se apartó sobando su nariz mientras lo veía desde arriba. Horacio miraba a sus ojos, y podía ver todo lo que habían vivido juntos, cuando bailaron por primera vez en una discoteca, cuando robaban en tiendas, cuando se peleaban por el último dulce...
No pudo evitar volver a romper a llorar mientras lo abrazaba con fuerza.
—¿Qué coño te pasa? Horacio por dios –se quejó esta vez cuando lo vio estallar en lágrimas.
—No puedo. No puedo. –se levantó y salió de la habitación cerrando la puerta detrás de él.
No podía mirarlo, no podía soportar el dolor de que pierda absolutamente todo en su cabeza.
—Qué cojones... –se extrañó cuando lo vio salir de la habitación tan a la ligera sin decir nada más.
Conway ya se había levantado desde hacía bastante tiempo y se estaba preparando un café cuando escuchó la puerta cerrarse de un fuerte golpe.
Fue hasta allí y se quedó mirando a Horacio sin saber qué pasaba.
—¿Qué coño haces anormal? ¿Qué coño te pasa? –frunció el ceño
Horacio se abrazó a si mismo desviando la mirada.
—No puedo... No puedo mirarle. –se secó sus lágrimas– Quiero ir al baño, donde está.
Conway se acercó hasta él y le colocó sus manos en sus hombros
—¿Cómo que no puedes mirarlo? ¿Me estás diciendo que me diste tanto por culo ayer para que estés con él y ahora no quieres? QUÉ COÑO TE PASA, HORACIO –le gritó
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Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •
Fanfiction"𝑫𝒂𝒓𝒊𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒑𝒐𝒓 𝒕𝒊, 𝑮𝒖𝒔𝒕𝒂𝒃𝒐" Fanfic sobre GtaRp/SpainRp. Una historia con un camino alternativo al que se ha llevado a cabo en la serie original. ⚠ Leve Gustacio ⚠ Horacio se deja llevar por sus emociones y sentimientos mie...