75. ✻

338 48 45
                                    

—¡Gustabo! ¡Ya basta! –le miró fijamente acercándose tanto que sus narices chocaron– Reacciona.... Por favor. Déjate descansar. ¡Así no puedes ir!

Agarró ambas manos del otro y las juntó en las suyas mientras lo seguía mirando.

—Por favor. Date cuenta que esto no puede ser de la forma que tú quieres. Sé que te sientes como la mierda, que te han hecho de todo, que te sientes roto y vacío. Créeme, lo sé bien. Así me sentí yo cuando me torturaron en The Union. Hazme caso, sé cómo te sientes. –lo miró con tristeza– Pero si sigues haciendo esto de esta manera el único enemigo aquí eres tú mismo. –susurró– Hazme caso por favor. No quiero que te destroces más. Yo seré la pieza que te llene para que no estés vacío, ¿vale? Yo te llevaré alto aunque no puedas utilizar tus piernas. No estás solo... GUSTABO, no estás SOLO. –lo miró completamente decidido– Déjame luchar por ti. – mapretó levemente el agarre.

Gustabo se quedó mirándolo fijamente. No era capaz de asimilar todo aquello tan fácilmente, no podía creer lo que había ocurrido en tan poco tiempo. Solamente quería hacerse ver a sí mismo que no necesitaba a nadie más para superarse, para volver como antes, para plantarles cara.

—No... P-Puedo hacerlo yo mismo... –susurró mientras desviaba la mirada

—¡Si! ¡Claro que puedes! Pero ahora no... Mira tus piernas, están más moradas y negras que el color de tu piel... Por favor. Ayúdame a ayudarte, tienes que dejar que te ayude al menos en tu recuperación. Cuando tú termines de recuperarte, probablemente te cargues a tooooda la mafia. Porque eres la persona más grande que conozco, Gustabo. Así que... Por favor, déjame volverte a hacer grande de nuevo, para que seas tan genial como siempre. –sacó la pomada, dispuesto a pasársela por las piernas, al menos eso ayudaría a la circulación, era mejor que el agua– Te ayudaré a caminar. No lo harás solo, te lo prometo.

Después de un par de segundos Gustabo volvió a mirarlo con pesadez en sus ojos, pero finalmente suspiró separándose de él y estirando sus piernas poco a poco para que le pusiera la pomada en ellas.

—Está bien... –concluyó

Horacio suspiró dejándose caer en su lugar.

—Gracias... –sonaba más a un tono suplicante, con impotencia de no poderlo ayudar mientras veía que se iba destruyendo.

Masajeó con suavidad sus piernas usando la crema. No las apretó, simplemente las masajeó levemente, para intentar calmarlas. Se sentían temblorosas, pero una vez que terminó, sonrió.

—Creo que tus piernas no están rotas. Pero al menos la rodilla izquierda si te dieron muy fuerte... –susurró– Cuando te quieras poner de pie, apóyate en mi para que puedas reestimularla de nuevo.

Gustabo se tiró para atrás lentamente tumbándose en el suelo. Se quedó completamente quieto sin moverse. Cerró sus ojos e hizo una mueca de disgusto.

—Horacio... Tenemos que irnos pronto. –susurró– V-Va a volver a pasar

—¿Te volverán a hacer daño? –frunció el ceño agarrado su navaja escondiendola en su pantalón aún destrozado.

Este negó con la cabeza varias veces y volvió a abrir sus ojos. Llevó su mano hasta su propio rostro y lo masajeó para despertarse un poco ya que se sentía como medio dormido.

—¿No? ¿Entonces a qué te refieres? –susurró preocupado

No respondió. Simplemente no respondió. Se quedó todo en un silencio enorme, estaba bastante incómodo el ambiente a decir verdad. Horacio suspiró, no iba a obligarlo a hablar si no quería. Había visto que insistirle realmente empeoraba las cosas.

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora