12. ✻

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-Se ha ido... -susurró Horacio con una voz rota, mientras pequeñas gotas se estrellaban en la sábana- Se ha ido para siempre. -apretó con fuerza la sábana, mientras su pecho se sentía contraerse con fuerza

-Horacio, respira -susurró una voz desde la otra línea.- Ambos sabíamos que esto pasaría. Respira hondo. Trataré de hablar con él, ¿de acuerdo?

-Mhm-Mhm -gimoteó asintiendo. Sentía como si le hubieran arrancado una parte de él.- Ni si quiera se lo pensó.

-Ya sabes que acabaría haciendo esto, Horacio. ¿Él siempre ha sido así, verdad?

-A... A veces no era así. Cuando éramos niños no era tan frío y no me abandonaba a mi suerte ni dejaba que me matasen.

-Os necesitabais el uno al otro, pero ahora parece que Gustabo ya no te necesita, Horacio. Erais niños, la gente cambia, las promesas se rompen -Conway fumó un poco de tabaco antes de seguir hablando- enviaré a un patrulla para que te vigile, es posible que quieran acabar contigo por tu información. Pero no te preocupes, es solo una posibilidad.

-Ya me da igual Conway.- secó sus lágrimas en su manga.

-¿Quieres seguir con tu trabajo de policía, no? Pues entonces vas a tener que luchar por eso. -dijo serio- de momento tienes que descansar, a si que intenta hacerlo como puedas, enviaré a un binomio a que estén a tu lado. Leonidas y Moussa te harán buena compañía. ¿No te apetece?

-Mhm-mh... Bueno

-Bien, entonces irán para allá. Somos familia, nos protegemos unos a otros, recuerda eso, Horacio. Recuerda por quienes estas luchando y quiénes están luchando por ti. Ellos si se sacrificarian si te estuvieran torturando.

-Lo entiendo Super... -susurró

Hecho eso, Conway mandó a Leonidas y Moussa a que fueran con Horacio.

Sabía que aquello pasaría algún día. Desde que perdió los nervios esa mañana con aquél civil en comisaría, su comportamiento comenzó a cambiar demasiado. Ya no le importaba tanto su trabajo ni miraba por los demás, únicamente se apreciaba a si mismo y nada más que eso.

[...]

-Qué pasa ahora wey, ¿has visto las horas en las que me llamas? No mames -respondió Emilio mientras bostezada a través del teléfono.

-Emilio es importante coño, te mando ubicación -volvió a decir mientras colgaba bruscamente y se alejaba de las urbanizaciones para ir hacia la montaña más cercana.

Cuando llegó mandó ubicación a Emilio y se sentó en el césped, mirando hacia las profundas y lejanas calles de la ciudad, iluminadas y medianamente tranquilas. Pasaron varios minutos hasta que Emilio llegó. Gustabo vio como salía del coche y le silbó e hizo varias señas desde la parte alta para que fuera hasta él

-¡Emilio! -le gritó hasta que el contrario finalmente notó su presencia y subió hasta donde de encontraba

-Pero no grites wey, si no llamamos la atención. Esto qué es, una cita o qué te traes entre manos, que no llevo protección -le dijo con tono burlón

-Sientate, tenemos que hablar. Han pasado cosas que... Bueno, digamos que hay noticias buenas y malas -le dijo tomando aire mientras miraba al cielo

-Órale ya wey, empieza a contar ya, tan tranquilo que estaba en mi casa y me haces venir a estas horas, me vas a pagar la pinche gasolina -se quejó Emilio mientras miraba al cielo- Pero si hace una noche bien chida.

-Sí. La verdad es que sí. Bueno, te cuento...

Horacio estuvo varias horas con Leonidas y Moussa. La verdad fue bastante divertido, ambos hablaban de sus cosas, eran muy carismáticos. Por un momento se le olvidó lo que había pasado, pero no fue por mucho.

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora