38. ✻

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Al cabo de varias horas, Horacio despertó agarrado al cuello del otro. Por miedo ha haberle hecho daño, lo soltó. Se sentía tranquilo y calmado, como nunca antes lo había estado. Pudo notar como durmiendo se le había caído la piruleta en la ropa, así que se la volvió a meter en la boca. A Horacio no le preocupaban los gérmenes

—¿Gustabo? Ya es de día. –sonrió

Este se movió pero no se despertó todavía. Simplemente se recompuso estando de lado mirando hacia él, pero todavía mantenía sus ojos cerrados. Tenía su boca medio abierta, así que se veía caer un pequeño hilo de saliva que resbalaba por la almohada.

Horacio soltó una pequeña risa. Agarró la sábana y le limpió un poco. Le acarició una mejilla y para despertarle le removió el pelo.

—Gustabo... –susurró– Buenos días. –sonrió– En un rato nos darán la medicina...

—¿Ah? –dijo mientras se movía y abría poco a poco los ojos– ¿qué medicina...?

Todavía estaba medio dormido y no caía de qué estaba hablando Horacio en esos momentos. Comenzó a frotarse los ojos con ambos puños.

—Ya sabes... La medicación. –susurró mientras se incorporaba– ¿Dejarás que te la pongan o lucharás contra ellos?

—Ah, eso... –bostezó un par de veces hasta que dio la vuelta poniéndose boca arriba

—La pregunta es... Qué harán si me ven aquí.

—Yo hablaré con ellos. Les pediré que a veces nos podamos juntar. Me haré la víctima para que me tengan pena o algo.

—Bueno, si tú lo dices. –se sentó en la cama mientras entrecerraba levemente los ojos por la luz que entraba

—Ya no sé si la medicina me hace bien o mal...

—Prueba a hablar con ellos. Yo hablaré por ti si quieres. –se colocó sus calcetines– De hecho, voy a buscarlos ahora.

—¿En serio vas a...? –quedó mirándolo mientras se volvía a tumbar

—Haz lo que quieras

—No te preocupes, tu descansa. Yo hablaré con ellos. –sonrió dejando al otro en la habitación.

Horacio caminó hasta buscar al primer médico que encontró.

—¿Puedo hablar con la psicóloga? Es urgente.

[...]

Al cabo de unos minutos, Horacio estaba hablando con ella.

—Entonces... Ustedes dos tienen un vínculo en los que cuando están juntos son capaces de hacer que el otro se relaje, ¿no?

—Si. Cuando yo estoy con Gustabo, mis alucinaciones son leves. Y yo puedo controlar la otra personalidad de Gustabo. Por eso le pido que algunas noches nos deje dormir juntos. No hacemos daño a nadie, simplemente estamos juntos.

—Uhmm... Parece positivo que ustedes estén juntos. Podríais ayudaros mutuamente y la rehabilitación sería más llevadera. Así que, venga. Por qué no.

—Muchas gracias –sonrió mientras volvía a la habitación.

—A funcionaaaadooo.

—No esperaba menos, la verdad –rió– pusiste tus mejores morritos y tu mejor carita de niño bueno para eso, ¿no?

—Fui el mejor vendedor se aspiradoras. –bromeó mientras se tiraba de un salto a la cama.– ¿Conseguiste dormir un poco?

—Pues sí. Poco pero sí. No sabes lo pesado que se puso mientras dormía... Es odio mutuo –se quejó mientras movía sus pies hacia los lados mirando al techo

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora