Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •

59. ✻

Ya que voy a tener que darle un tiempo a la historia de los Gambino porque mi amiga no ha podido rolear para seguirla, me centraré en esta con capítulo diario y trataré de acabar la otra de Gustabo que tenía a mitad, a ver si me animo y lo hago. Además, la semana que viene es posible que empiece la idea que tenía pendiente sobre los one-shots con vuestras ideas 🤍

Creanme que se vienen algunos capítulos bonitos en esta historia <3
(Luego ya no prometo nada)
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Los días pasaban, y todo se estaba normalizando bastante. Era como volver a ser adolescentes compartiendo piso, riéndose de cosas en la tele o sacando la videoconsola llena de polvo y empezar a reírse de lo antiguo y mal hecho que estaban los juegos.

Seguían tomando su medicación, todo iba genial. Horacio a veces lo mimaba un poco acariciándole la espalda y el pelo. Quería que el otro estuviera relajado y bien, eso era la prioridad en ese momento.

No había ni rastro de Pogo. Gustabo estaba bastante preocupado por ello, no sabía si realmente las pastillas estaban haciendo efecto y este estaba desapareciendo poco a poco o por el contrario estaba escondiendo algo, escondiéndose algo a sí mismo.

La noche llegó nuevamente pero esta vez Gustabo se fue antes a la cama por alguna razón. Se levantó del sofá y tras tomarse la pastilla y beber el vaso de agua, se despidió de Horacio.

-Me voy ya a la cama -era algo bastante raro, pues estos días ambos se quedaban hasta mucho más tarde, pero hoy simplemente nada.

Comenzó a subir las escaleras hasta la planta de arriba y entró en la habitación sin cerrar la puerta siquiera. Horacio si fuera un perrito, hubiera bajado las orejas con tristeza.

-Jo, justo había encontrado una peli muy mala para ver. -Le gustaba reírse de las películas con él, aún así se levantó y fue subiendo- ¡Esperame Gustabo! -sonrió mientras subía las escaleras y entraba a la habitación- ¿Te encuentras mal hoy?

-Quiero descansar -le dijo sin mas. Era obvio que estaba preocupado pero no quería decir absolutamente nada de ello.

-Puedes ver la película tú si quieres -se colocó de lado y cerró los ojos todavía despierto y escuchándolo

-No te preocupes. Si estás cansado es normal. -Sonrió tumbándose junto a él- Estaré a literalmente diez centímetros si necesitas algo. -se rio.

Gustabo lo miró con una pequeña sonrisa que pronto se apagó por sí misma. Se colocó boca arriba y entrelazó sus propias manos colocándolas en la frente con un suave suspiro.

-Que descanses Gustabo -se tumbó de lado, apagó la luz de su lámpara y cerró los ojos lentamente hasta quedarse dormido.

-Claro -volvió a suspirar mientras cerraba los ojos y trataba de conciliar el sueño.

Gustabo tardó mucho en hacerlo, realmente tardó horas en poder quedarse dormido. Simplemente miraba al techo pensando, y pensando. Hacía un rato que se había comenzado a sentir incómodo, incómodo de estar allí, pero estaba cansado y eso le estaba pasando una mala jugada.

No todo era lo que parecía
porque nunca lo fue

[...]

Llegó la mañana siguiente, como cada día, el sol comenzaba a entrar por los ventanales de la habitación. Horacio empezó a estirar con fuerza sus brazos. Bostezó mientras la luz lo golpeaba. Normalmente Gustabo se despertaba antes, así que lo removió un poco para despertarlo.