Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •

81. ✻

Penúltimo capítulo ):
Perooo, se viene una historia que no estaba realmente planeada sobre Toni y Horacio que estamos haciendo un amigo y yo y pinta muy muy bien. En cuanto acabe con esta comenzaré a subirla, os dejaré su perfil porque escribe como los dioses 🛐
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Gustabo se quedó en silencio durante un par de minutos. Qué podía hacer más. Horacio era tan tozudo que seguiría su idea hasta el final.

—Horacio... No creo que esto sea buena idea. Huir no es la mejor opción ahora –susurró mientras pasaba sus brazos por el cuello del otro, tratando de que se detuviera.

Las piernas de Horacio temblaban, hacía días que no dormía, simplemente no tenía fuerzas. Estaba en fase de negación, no podía simplemente dejarlo ir.

—¡¿Y te dejo morir?! Gustabo... Yo no puedo hacer eso. Simplemente no puedo no intentar luchar. El día en el que estés en la camilla y digas '¿quién eres tú?' lo primero que se me pasará por la cabeza es que yo no pude hacer nada. Aún nos quedaba mucho por hacer... –cayó de rodillas al suelo mientras lo abrazaba con fuerza– No te vas a acordar ni de quién soy yo... No es justo. Simplemente no es justo. –su garganta ardía de los sollozos y del nudo que le evitaba poder respirar. Las mariposas empezaron a incendiarse una por una.

Gustabo volvió a suspirar profundamente mientras correspondía aquél abrazo. Se puso de rodillas para así estar a su altura y que fuera todo más cómodo.

—Horacio... No puedes depender siempre de mi. El dia que yo no esté, qué pasará, ¿te hundirás en el dolor? ¿te echarás toda la culpa? No puedes seguir así.

—¡Pues si! ¡Obviamente que si! Siempre fuimos así desde niños. Dependiamos uno del otro. No puedes juzgarme por eso... ¿No ves que no puedo dejar que te pase esto? ¿Quién vas a ser? Pogo está arrastrando a Gustabo con él y ambos serán eliminados. No puedo dejar que eso pase. Te perderé para siempre.

—Horacio, por favor –tomó su rostro con ambas manos– Esto no puede seguir así, no puedo dejar que Pogo te haga daño, no otra vez. ¿Lo recuerdas, no? Hace tantos años... Pero aún así, no puedo, Horacio, no puedo. Está muy enfadado, creeme, no sé ni siquiera como puedo seguir aquí, estoy aguantando todo lo que puedo pero es muy cansino –sus ojos comenzaban a cristalizarse nuevamente y su voz empezaba a sonar muy rota– Horacio, me estoy muriendo por dentro, no puedo más. Cada vez es más difícil el estar aquí fuera. Estoy confuso, me duele todo, no puedo respirar bien y encima tengo que cargar con él. No puedo más Horacio. –se limpió los ojos con su brazo–Nunca llegué a pensar que llegaría a vivir este momento, perder contra mi mismo. Pero no puedo más. Si quieres estar conmigo hazlo, hazlo, llevame contigo pero no dejes que haga nada, atame, inmovilizame, lo que quieras, pero no puedo permitir que él acabe contigo.

Horacio estalló en lágrimas mientras lo abrazaba con fuerza. En cuanto escuchó de sus propias palabras que estaba muriendo, simplemente no pudo más. Se sentía horrible por no poder hacer nada, se sentía una escoria. Simplemente sentía que no merecía vivir. Si Gustabo moría, él debía irse con él. Para estar juntos por siempre...

Siempre juntos, Gustabo...

Asintió con pesadez mientras lo levantaba de nuevo. Caminó con lentitud hasta el lugar donde él mismo había salido corriendo. No había otra solución, no había otra alternativa. Y él simplemente estaba obedeciendo. Ni siquiera podía pensar con sensatez. Tenía que dejar ir a lo único que le hacía querer vivir.

Gustabo tomó su muñeca con fuerza antes de que volvieran donde antes. Se quedó así durante un par de minutos, sin decir nada, ni una palabra. Únicamente lo miraba con miedo y tristeza.