40. ✻

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—¿Qué se siente ser ahora un héroe retirado? Aunque dudo que sea por mucho tiempo. Sé que Conway te tiene mucho aprecio y en cuanto salgas vas a recuperar tu puesto –dijo Gustabo

—Te diría de que tengo ganas de volver a ser el héroe de la ciudad, pero estoy como muy cansado y uff. –dejó caer sus manos con pesadez– Al menos tengo mi chapa de Héroe –sonrió.

—¿Cansado de tantos exitos? –rió mientras sonreía de medio lado

—Yo la verdad es que, no sé que haré después de esto. No tengo ni puta idea

—Ven conmigo a comprar ropa –bromeó con una sonrisa– Quizás iré a veces a trabajar, no lo sé. Ahora estando aquí encerrado todo me pesa. Seguramente sea por la medicación más que nada.

—Es probable, es probable. ¿Crees que deba buscarme un trabajo al salir de aquí? Dudo que pueda volver a la policía. –entrecerró los ojos mientras lo miraba de reojo

—Quizás haya alguna mafia todavía que... –susurró

Horacio rodó los ojos con cansancio

—¿Lo haces para picarme, Gustabo? –alzó una ceja– ¿Quieres jugar al gato y al ratón conmigo o algo así?

—Que era bromaaa, que rápido caes –rió mientras le removía el pelo. Pero en verdad si que sería capaz de hacerlo, perfectamente, pero decidió omitir esa parte.

Horacio se le quedó mirando unos segundos. Luego suspiró.

—Quisiera pensar que no lo harías. Pero eres así. Desde pequeño. –emitió una sonrisa apagada– Además, quedarías muy cool en una mafia. –se rió.

—¿Verdad que sí? Tan solo imaginatelo, bien fachero eh. Quién sabe, no todo es lo que parece –le respondió mientras quedaba mirándolo

Horacio se rió levemente mientras lo miraba.

—¿Estás seguro que no quieres ser policía o del CNI? –susurró

—No lo sé, la verdad. Al final me he acabado cansando sabes. Es como –trató de explicarse– no es para mí. Hay muchas cosas que no son para mí y que yo no haría. Pero al mismo tiempo... Me gustaba.

—Entiendo... –murmuró. Se cruzó de brazos detrás de su cabeza y golpeó la almohada con decisión– Entonces no quiero que trabajes –bromeó con una sonrisa– Serás mi ama de casa. –levantó un ojo con una sonrisa– Yo seré el marido que llega agotado y tú estarás como "Ay mi amor. Mira, te hice arrocito" –imitó con voz aguda y una sonrisa.

—Claro, y si quieres te plancho la ropa, te limpio la casa y te saco brillo a los putos zapatos con la propia lengua. –dijo mientras se sentaba en la cama y lo miraba riéndose

—¿Algo más, mi señor? –bromeó mientras lo miraba con una sonrisa burlona

—También tendrás que cuidar a mi bebé –sonrió– el bebé que me diste. Espero que Conway se esté ocupando de él... –susurró y lo miró a los ojos con tristeza– Es que... Es la única forma que veo de que podamos seguir juntos. Ya no seremos Gustabo y Horacio... –murmuró mirando al suelo con tristeza. Sentía un dolor fuerte en el pecho, como si alguien lo estuviera oprimiendo, y ese alguien era su tristeza– Nada volverá a ser como antes... ¿No?

—Lo dudo mucho, creo que sabemos que cada uno tiene sus preferencias. Y no podemos cambiarlas –suspiró

—Pero bueno, si finalmente me uno a una mafia o creo la mía incluso, que no se sabe, repito. Puede que hasta nos encontremos y juntemos caminos.

Horacio soltó un suspiro con cansancio.

—Entonces nos tendríamos que matar Gustabo. –susurró– Bueno, yo solo tendría que esposarte. Tu me tendrías que matar.

Sacrificio de Mentiras [GtaRp] • Terminada •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora