Adjunto foto de Sam arriba. Así me lo imagino.
Skyler
—¿Vampiro? —dijo Jason, con algo de asco. Miró para todos lados un momento, nervioso, tembloroso y agitado. Se acarició la nuca con frustración—. ¿Cómo voy a ser yo un vampiro? Es imposible. ¿Qué me ha pasado? Me siento extraño, todo se siente raro, diferente... ¿Qué pasa? —repitió.
Me puse a un lado de Sam. Éste me miró, pero no me dijo nada.
—¿Recuerdas lo que pasó esa noche?
—¿Qué noche? —me preguntó mi amigo. Sus ojos estaban llorosos. Yo creo que él sí entendía lo que estaba pasando, pero se encontraba en shock, no asimilaba lo que de ahora en adelante iba a tener que enfrentar. Su reacción me recordaba mucho a cuando yo me enteré que era la abominación, la famosa Peste. Tampoco lo quise aceptar, de un momento todo estaba bien y al otro segundo, me vi rodeada de verdades de las que prefería no tener conocimiento alguno.
—¿Qué es lo último que recuerdas, Jason? —Di varios pasos hacia él cuando las venas de sus ojos desaparecieron. Me sentía muy culpable, mierda.
—No —me advirtió Sam, deteniéndome del brazo. Miré mal a Sam, reprochándole con la mirada su acción—. Es peligroso.
—No soy peligroso —intervino Jason. Todos lo miramos atentos—. Soy yo... ¿Qué les pasa a todos? ¿Por qué me miran como si fuera alguien diferente?
Él sabía bien por qué.
—Jason, ¿qué es lo último que recuerdas? —repetí mi pregunta.
—No sé... Yo estaba en el instituto. Veía a Nix y... luego me di cuenta de que no regresabas y salí a buscarte.
—¿Qué más? —hice un ademán para que continuara. Jason hizo un esfuerzo en recordar.
—Escuché a Sam gritarme —recordó, mirándonos a ambos. Se tocó el cuello un momento después—. Y sentí un dolor insoportable en el cuello, pero no tuve tiempo ni para quejarme porque todo se volvió... negro. —Negó y se tomó de la cabeza—. No... ¡No puedo ser un vampiro! —se le cayeron un par de lágrimas.
Me zafé del agarre de Sam y caminé hacia Jason para abrazarlo con fuerza.
—Perdóname... no pensé que esto pasaría. De verdad, lo siento muchísimo.
Jason me alejó levemente de su cuerpo.
—¿Lo sientes? ¿Por qué lo sientes? Tú no tienes la culpa... —dijo suave, pero su rostro se endureció un segundo después—. ¿O sí...?
Por una vez, no iba a ocultarle lo ocurrido. Jason tenía que saberlo. Si se enojaba conmigo, me lo merecía.
—Esa noche no fui al baño. Fui a ver a Chase —respondí, avergonzada.
—¿Estás loca? ¿Por qué hiciste eso? —se expresión era dura.
—Porque pensé que él era bueno, le creí. Estuve viéndolo durante un tiempo. Pero esa noche se descontroló...
—¡¿Se descontroló?! ¡Maldita sea, Skyler, eres una estúpida! ¡¿Llamas a esto un descontrol?! ¿Le creíste a un demonio? ¡Cuántas veces te dije que los demonios son engañosos!
—Perdón —pedí, asustada por sus gritos. Jamás había visto a Jason tan enojado. Me daba la sensación de que terminaría dándome una golpiza.
—¿Pides perdón? ¡Me quitó mi magia, mierda, me quitó mi magia! —reprochó, echándome una mirada asesina—. Ahora soy esto... un vampiro —pronunció con asco. Las venas de sus ojos volvieron a notarse. Jason me jaló del brazo con fuerza e inmediatamente hice una mueca de dolor. Me estaba lastimando en serio.
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Atracción destructiva +18
Romance¿Qué tan dispuesto estás para renunciar a tu vida por la persona a quien amas? Chase White convive con un pasado oscuro y perturbador con el que debe cargar por el resto de su vida. Skyler, por otro lado, no sabe su real identidad y lo peligrosa q...