Skyler
Me levanté de la mesa en el preciso momento en que Madeline me echó de la casa. Esto iba más allá de mi sentimiento de culpa por todo el daño que le causé a la familia White. Como dije, me sentía como un bicho extraño. Sentía la mirada de todos sobre mí, y la mirada de Madeline no era precisamente una muy amable que digamos. Prácticamente me comía con la mirada.
Esto era humillante. Se suponía que esta noche iba a ser tranquila y que mi única preocupación iba a ser nada más que la incomodidad por estar sentada en la misma mesa que Sam. Esto era mucho. Siento que cada vez que venía algo malo pasaba.
—Mamá, no hay que hacer drama, podemos hablar bien las cosas —Andrew tomó la palabra, levantándose de la mesa y caminando hasta la silla de su madre para hablar de cerca—. Puedo entender que estés confundida y algo asustada ahora, pero todos podemos explicarte bien las cosas.
—No me interesa tener una explicación sobre esto. Quiero que ella se largue de mi casa antes de que me enoje realmente —el tono de su voz fue bastante amenazante.
Yo sabía defenderme. Si ella intentaba hacerme algo, podía mover un dedo y generarle un fuerte dolor de cabeza hasta desmayarla, pero no iba a esperar a que eso pasara. Madeline no tenía que repetir que me fuera una tercera vez, pues yo ya me iba. Estaba claro que no era bienvenida en esta casa. Ya no más. Y dolía, sí, pero no podía culparla tampoco.
Miré a Sara, quien me observaba apenada, algo triste.
—Voy contigo, Skyler —Sara rodeó la mesa y vino hasta mi lado para apoyarme—. Vamos juntas a casa —me obsequió una sonrisa y tomó mi mano para que empezáramos a caminar fuera del comedor.
Pero la mano de Chase me sostuvo de la muñeca cuando di dos pasos y no me dejó seguir caminando.
—Chase... No importa.
Sabía que él no me dejaría ir.
—No, ella no se va a ninguna parte, Madeline —Chase pronunció el nombre de su madre con molestia.
Lo que menos quería ahora era que Chase y Madeline se pelearan por mi culpa.
—No, está bien, Chase. No hagamos de esto algo más complicado de lo que es.
Miré sus ojos azules y le regalé una sonrisa para que se calmara. Lo veía muy tenso. Pero era Chase, y todos sabemos cómo es Chase cuando se molesta o se enoja. Además, él veía en mis ojos que esto me dolía y Chase quería protegerme.
No quería admitirlo, pero un nudo de angustia habitaba en mi garganta. Lo único que me faltaba era ponerme a llorar frente a todos. Sería más humillante.
—Mamá, ella no se irá —Sam habló, defendiéndome.
—En serio, Sam, tú ya hiciste suficiente —le dije, seca, molesta. Me indignaba que fuese capaz de revelar un secreto tan grande a su amigo. Blake me caía bien, sí, pero no lo conocía realmente. Y este secreto a mí me podía costar la vida.
Zach y Nate me observaron apenados, pero no les mantuve mucho la mirada. Me quería ir ahora.
—Vamos —susurró Sara. Caminamos fuera del comedor.
—¡Y a ti tampoco quiero volver a verte aquí, Sara! —gritó Madeline.
Claro... Sara y yo éramos familia, lo que significaba que ella guardó un secreto que pudo matar a todo el mundo sobrenatural. Era obvio que iba a agarrársela con ella también.
Cuando mamá se enterara... Conste que esto no fue culpa mía.
—¡Mamá! —Andrew refutó, enojado, y apareció junto a nosotras con su velocidad de vampiro y tomó la mano de Sara—. Lo siento, chicas. Esto se ha salido de las manos.
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Atracción destructiva +18
Romance¿Qué tan dispuesto estás para renunciar a tu vida por la persona a quien amas? Chase White convive con un pasado oscuro y perturbador con el que debe cargar por el resto de su vida. Skyler, por otro lado, no sabe su real identidad y lo peligrosa q...