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Editado. 

Skyler

—No te sientas tan tocado que no te estoy mirando a ti —mentí. Algo tenía que responder, no podía simplemente quedarme callada y pasar otra vez vergüenza. Tenía que hacer que quedara mal parado como yo quedé cuando él abrió la boca, porque ahora mis compañeros sabían que me lo quedé viendo fijamente, pero siendo sincera, yo no me consideraba muy buena contestando cuando me atacaban verbalmente. Como dije, era un chico lindo, pero tenía un toque grande de grosería en su grave voz, y eso le restaba muchos puntos.

Pero hablando de su voz... Qué voz.

Mi hermano miraba con atención al chico junto al profesor. Por un momento pensé que le diría algo pero no lo hizo. Quizá nuestro intercambio de miradas había bastado para que le quedara claro que no quería que armara algún problema. Yo podía defenderme sola con mis palabras, no quería que Luke tuviese que meterse en líos solo porque un chico se hizo el importante.

Cuando volví mi vista a la puerta ambos no estaban. Ni el profesor White ni el golpeado.

—Qué grosero —musité.

—Eso no hubiese pasado si no te lo hubieras quedado mirando embobada —articuló.

—No lo estaba mirando embobada porque fuese lindo, solo me daba curiosidad su rostro; estaba bastante golpeado.

—Pero al menos podrías haberte dedicado a disimular. ¿Viste cómo te miró? Parecía molestarle que le mirases de una forma tan... obsesiva. Y es lógico.

—Ay, no me jodas, no le estaba mirando como una obsesiva. Hoy te levantaste medio exagerado.

—Como digas. Pero te pido que no te metas con ningún chico de aquí —respondió.

—¿Tienes miedo de tener que ver por primera vez a tu hermana con un novio? —inquirí, viéndolo.

—Tú no tienes edad para novios.

—Tengo diecisiete, Luke.

—No es suficiente para comenzar a tener relaciones amorosas con muchachos.

—¿Ah, no? ¿Y a qué edad podré? ¿A los cuarenta...?

Negó.

—A los cincuenta.

Suspiré.

Siempre la misma situación.

Luke siempre fue de esa forma; un hermano celoso y, sobre todo, protector. Recuerdo que una vez había empezado a salir con un chico en mi antigua escuela y, cuando él y Ryan se enteraron, ahuyentaron a mi conquista. En ese entonces tenía quince, era comprensible que se sintieran molestos al saber que su única hermana menor andaba conociendo a alguien. Pero ya tenía diecisiete, estaba bastante mayorcita como para que me dijeran que no podía estar de novia. Además, Luke no tenía de qué preocuparse porque no conocía a nadie en la escuela y era el primer día. Quizá no llegaba ni a hacer ningún amigo y a los chicos les podría parecer fea. No debía de adelantarse a hechos que todavía no ocurrían.

El timbré sonó y tomé mis cosas para empezar a caminar junto a mi hermano por los pasillos.

La siguiente clase era ciencias, y por desgracia no me tocaba con Luke. Siempre me quejaba de que no me agradaba que estuviésemos juntos en las mismas clases y en el mismo año, pero en este momento deseaba que fuésemos compañeros. Me ponía nerviosa no saber con quién sentarme o de qué hablar con quien fuera que me tocase de acompañante en el banco.

—Te veo después, ¿sí? Espero que me toquen compañeras bien guapas —comentó, y yo sonreí. Nunca cambiaría.

Recorrí los pasillos con desorientación. Otra vez no encontraba el salón. Por suerte la clase no había empezado aún, pero me sentía tan perdida que no creía lograr encontrar el aula a tiempo. Y no lo hice.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora