77

8.5K 858 284
                                    

Chase

—¿Seguro te sientes bien? —me preguntó Skyler por millonésima vez mientras levantaba la cabeza de mi pecho para mirarme a la cara.

Simplemente asentí porque no quería hablar más del tema, ya le había dicho a Sky lo mismo que a los demás, pero ella se empeñaba en escarbar para encontrar hasta el más mínimo detalle. De un movimiento hice que volviera a su posición anterior. Tampoco quería que me mirase fijamente.

—Estoy bien. Por favor, ya no preguntes. Quiero olvidar que he ido allí y he salido con un nuevo problema, ¿entiendes?

—¿Qué crees que sea lo que tengas ahora?

—Skyler —pronuncié su nombre con firmeza y algo de molestia. Esa chica era toda una curiosa.

Nos quedamos en silencio por algunos segundos.

—Perdón... —dijo después de un momento, y por la manera en la que aquella disculpa salió de su boca, me sentí mal, porque ella solo intentaba comprender la situación a fondo, se preocupaba muchísimo por mí, y yo solamente dejaba que la irritación llegara rápido a mi cuerpo y tomara el control de mis palabras.

Rodé los ojos.

—No, perdóname tú a mí, no quise hablar mal.

—Y yo no quise parecerte una pesada, solo quería saber un poco más. Tengo un enigma en la mente. Intento entender qué puede ser lo que tengas ahora, me asustaste un montón cuando dijiste que habías matado a tu familia.

No respondí. No quería volver a decirle que no sabía lo que me pasaba, porque bien sabía que la locura estaba llegando a mí por haber ofrecido mi alma a un demonio para intentar salvar a mi novia. Yo sabía que mi alma estaba oscureciéndose poco a poco, sabía que algo en mi interior estaba cambiando con el correr del tiempo, pero luchaba por mantenerme cuerdo, y seguiría intentándolo, al menos hasta que llegara el día en que le disparáramos a Skyler en el corazón para salvarla. Si les decía lo que en verdad pasó en el inferno, todos me juzgarían, y todos intentarían buscar la manera de salvarme, y es algo que no se me apetecía ver, porque bien sabía que lo que me pasaría no tenía remedio alguno.

Mi destino estaba escrito: mi alma se quedaría por siempre en el infierno. Sería un sirviente del diablo. Alguien engañoso. Un desalmado.

—Tranquila —besé su cabeza.

La mañana amenazaba con llevarse las estrellas de la noche despejada. Con la chica a mi lado disfrutábamos de la fresca brisa que golpeaba contra nuestra nuestro cuerpo. El plan era quedarme a dormir en su casa, los dos necesitábamos descansar, porque dentro de unas horas tendríamos que planear bien un par de temas, pero la idea de subir al techo a mirar el cielo fue tentadora para ambos. No era precisamente el lugar más cómodo para estar recostados, la manta que pusimos no era de gran ayuda, pero aquella incomodidad en la espalda valía la pena.

—Chase...

—¿Qué?

—Tengo miedo. Miedo de que todo salga mal. Miedo de morir permanentemente.

Tomé su mano y la entrelacé con la mía.

—Haremos que salga bien.

—Pero, ¿y si...?

—Haremos que salga bien —repetí—. Lo haremos. Todos lo haremos.

—Un minuto es muy poco para retirar una bala, ¿no te parece? Muchas cosas malas pueden pasar. No quiero morir —se le cristalizaron los ojos—. ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado?

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora