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Skyler

Caminé hacia el lago, solo disfrutando del hermoso cielo azul, sin permitirme pensar en Chase. Sabía que Sam se encontraba allí, solo, y como casi no habíamos podido hablar desde que llegué a la cabaña, quería tener un momento con él. Se sentía como si él hubiese estado evitándome y no sé bien por qué, lo único que se me ocurría en el momento es que era por el embarazo, por el peligro. Sí, Sam era reservado, se alejaba de las personas y era de los que a veces desaparecía, pero hoy se sentía distinto conmigo.

Lo vi de espaldas, parado casi a la orilla del río, fumándose un cigarrillo. No lo veía de frente, pero el humo me daba a entender su acción.

—Hola —me acerqué a él, pero no lo suficiente. No quería invadir tanto su espacio personal.

Sam se giró a verme, sosteniendo el cigarrillo en su mano, con esa expresión seria que parecía tatuada en él. Me miró de arriba abajo con sutileza y regresó a su postura anterior.

—¿Estás bien? —pregunté, ya que él ni siquiera me saludó.

—He tenido días mejores.

¿Me acercaba a él o lo dejaba solo? No tenía claro qué hacer, no con esa actitud suya. En los últimos meses me había sentido tan cercana a él, tan cómoda, pero ahora esa comodidad no estaba.

—¿Quieres que mejor te deje solo?

Su falta de respuesta me dolió. Me di la vuelta segundos después y di un par de pasos, pero su mano capturó la mía e hizo que girara a verlo.

—No, quédate.

—¿Seguro? No te quiero molestar.

Sam solo negó. Me soltó la mano y apagó su cigarro.

Me paré a su lado, sin romper el silencio. Lo miraba de reojo, con ganas de hablarle, de preguntarle cosas, estaba nerviosa e incómoda. Tal vez no fue buena idea buscarlo.

—Me enteré de que Chase te asustó hoy —mencionó. Y yo que no quería ni pensar en eso—. ¿Estás bien?

—Estoy bien.

—Pero has estado llorando.

Lo observé, pero él no a mí. Aun así, agregó:

—Tus ojos están algo colorados.

Suspiré.

—Solo fue un momento —contesté.

El silencio volvió a reinar entre nosotros. ¿Qué tema de conversación podía sacarle? El sonido del agua corriendo y del canto de las aves no eran lo suficientemente fuerte para que me sintiera cómoda. Este silencio no era agradable como otros porque no sabía qué carajos le pasaba a Sam. ¿Dónde había quedado esa comodidad que sentía al estar con él? Esperaba que esto solo fuera algo momentáneo.

—¿Por qué tu corazón está acelerado, Skyler? —preguntó. Me di cuenta que él era la única persona que jamás había abreviado mi nombre.

—El ambiente está un poco tenso, estás callado y parece como si estuvieras intentando... evitarme.

Me miró, pero no dijo nada.

—¿Tengo razón? —Quise saber.

Es feo ser la molestia de alguien cuando esa persona a la que "molestas", te importa. Sam y yo no éramos los mejores amigos, pero éramos amigos, y yo confiaba en él y me agradaba su compañía. En los últimos tiempos me había sentido tan sola y él estuvo conmigo. Le tenía tanto aprecio que no quería ser una molestia para Sam.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora