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Chase

Vi a Marie bajar las escaleras del casino con un vestido rojo ajustado. Apenas cruzamos miradas, supe que ella era vampiro, y por cómo me miró, deduje que Marie también lo presintió. Se acercó a hablarme con una sonrisa, preguntándome qué hacía en el casino y cuántos años tenía. Continuamos hablando de la vida vampírica, de las dificultades que se presentan, de nuestro disgusto hacia las brujas, y entre copa y copa, nos dejamos llevar y terminamos en mi cuarto de hotel, bajo las sábanas. Esto para mí era algo de una sola noche, incluso se lo dije, pero la mañana siguiente, al despertar, algo en mí se transformó: la vi con diferentes ojos, miré más allá en ella, sentí una atracción por Marie que ni siquiera había sentido por Skyler. Las dos son bellísimas, pero Marie lo era aún más, con ella las cosas eran más fáciles y felices.

Por supuesto que me pregunté el por qué de sentirme tan atraído. ¿Cómo pude pasar de estar roto por dentro por dejar a Skyler y a la mañana siguiente estar tan embobado por otra mujer? Lo más raro de todo, es que me sentía completamente positivo, sin rencores, capaz de continuar mi vida sin las amarguras del pasado, y el sentimiento era adictivo y se sentía irreal. Ni siquiera existía rencor hacia Sam, y tampoco entendía por qué Skyler llegó a importarme tanto. Era todo muy raro. Entonces, supuse que algo no andaba bien conmigo, algo me había hecho Marie. Pensé en un amarre, y cuando la encaré para preguntarle qué había hecho conmigo, me lo confesó de la manera más natural del mundo y a mí no me molestó. Era el efecto del hechizo, todo me parecía bien, lo que ella decía, yo lo hacía. Marie no era vampiro, escondía sus poderes bajo un hechizo no tan conocido como lo era el vibrar como vampiro.

—¿Qué me hiciste? —le pregunté. Quería enojarme con ella, sentirme atacado e insultado, pero el sentimiento no era real. Lo único en lo que pensaba era en besar sus labios rojizos y meterla otra vez en la cama.

—Cuando me besaste, tuve la intensión de amarrarte a mí. Escondo mis poderes de bruja bajo una esencia de vampiro. Es un hechizo muy antiguo originado en mi familia, muy pocas brujas en el mundo lo conocen.

—¿Para qué quieres amarrarme a ti si no me conoces?

—Porque me gustaste. Y suelo aburrirme fácil. Cariño, tengo como doscientos años más que tú, la magia me ha mantenido joven y viva.

Fruncí las cejas.

—Los brujos no pueden vivir tanto.

—¿Quién dice que no? No es común que los brujos vivan tanto, eso puedo aceptarlo, pero es porque ellos mismos deciden tener una vida como humanos. ¿Yo? Yo prefiero seguir viva durante toda la eternidad si es posible. Claro, no podemos curarnos como los vampiros hacen, pero sí podemos prolongar nuestra vida si lo deseamos, Chase. Aunque no muchos brujos saben de este secreto.

Pensé en Skyler. Una de las razones por las cuales la dejé, fue porque no quería quedarme con ella y ver cómo pasaban los años y ella moría como un simple humano normal. Sin embargo, por el amarre, Skyler ya no me importaba.

—¿Qué te pasa? —sonrió, acercándose a mí de forma seductora—. ¿Te ha molestado lo que hice contigo?

—Me molesta que no me moleste —confesé, como si quisiese decirle todos mis secretos.

Vi en sus ojos ese fuego intenso del que me había hecho adicto con solo una probada de su boca. Literalmente.

—¿Te diviertes amarrando chicos a ti? —Quise saber. Miré su boca, la forma en la que se me acercaba, la forma en la que sus manos viajaban lentamente sobre mis brazos, provocándome, me volvía loco.

—Sí, es muy divertido. Pero solo cuando el chico me parece muy interesante —dijo con superioridad, acercándose a mi boca provocativamente. Quise besarla fuertemente. Qué mujer más hermosa—. Como tú —me mordió el labio.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora