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Skyler

Saludé a la madre de Jason y me senté en la sala a esperar a que mi amigo buscara sus cosas. No era necesario que lo acompañara hasta su cuarto porque no se iba a demorar lo suficiente. Noté que su madre me miró de forma extraña y me hice la tonta. Estaba poniéndome incómoda y comenzaba a creer que hubiese sido mejor que acompañara a Jason.

Me hice la tonta y busqué mi teléfono en mi vieja chaqueta, y fingí que tenía mensajes nuevos por responder. Abrí una conversación vieja con Luke y la leí hasta que la mujer se sentó a mi lado. Ahí no me quedó otra que mirarla.

—¿Pasa algo? —dejé escapar de mis labios.

—Siento si te incomodo, pero Jason me ha contado lo que ha pasado —dijo—. El por qué estás aquí de nuevo.

Me puse colorada.

—No voy a juzgarte, si es lo que piensas.

—Qué bueno, porque es lo suficientemente vergonzoso.

—Yo entiendo por qué lo hiciste —tomó mi mano.

—¿Ah, sí?

—Lo extrañas muchísimo. Y si metiste la pata, no es completamente tu culpa, es de tus hermanos y tu madre. No tengo nada en contra de ellos, pero si tú fueras mi hija, te diría todo lo que tienes que saber para luego no tener que enfrentar situaciones como estas. Te pusiste en peligro porque no sabías que lo hacías.

—Yo no lo hice de mala o de caprichosa —la miré fijamente. Ella parecía creerme y saberlo, pero yo sentía la necesidad de dar una explicación o de decir que mis intenciones no fueron malas, solo desesperadas.

—Te ves preocupada.

—Jason me ha explicado mejor las cosas. Diría que estoy preocupada pero también confundida.

—Con Jason intentaremos encontrar alguna manera de brindarte ayuda. Eres su amiga, él te quiere mucho.

—¿De qué hablan? —Jason bajó las escaleras.

—De que ella puede contar conmigo para encontrar soluciones.

Jason sonrió.

—Eres tan buena, ma —besó su mejilla y me observó—. ¿No vamos, Sky?

Afirmé.

—Gracias —dije mirándola. Me sonrió.

Nos despedimos de ella y caminamos hacia el auto. Me alegraba de que lo dejaran llevárselo porque no tenía ganas de caminar hasta mi casa. No era un camino tan lejano, pero mi falta de ganas me superaba un poco.

—Ella no sabe nada sobre lo otro, ¿o sí?

—¿Sobre lo que eras? —preguntó Jason.

—Sí.

—No, obvio que no lo sabe —arrancó el motor—. No te haría eso a ti. Te quiero.

—Si ella lo supiera, ¿crees que se enojaría?

Se quedó callado.

—Jason —insistí, mirándolo.

—¿Quieres que te sea sincero?

Dudé.

Eso significaba que la respuesta no era positiva, pero aunque me diera un mal sabor de boca saber la respuesta, terminé asintiendo con la cabeza.

—Estoy un noventa por cierto seguro de que te delataría con la asociación y haría que toda tu familia, incluyendo los White, paguen. Y les daría ideas oscuras para hacerlos sufrir a todos. A ti y a los que te protegen.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora