Atracción destructiva +18

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Escribo este pedacito acá arriba para agradecerles inmensamente por el apoyo. Sin ustedes no habría llegado al tan esperado millón. También, de todo corazón, le agradezco a las administradoras de las cuentas de Instagram de los personajes, que están siempre ayudando. Espero disfruten estos capítulos como regalo. 

Skyler

Siempre me pregunté cómo se siente estar en una especie de trance provocado por problemas de la vida. Creo que las únicas veces que llegué a sentirlo fue cuando mataron a mi papá y pasó lo de Chase, aunque no recordaba exactamente el sentimiento. Pero hoy, ya esterada de mi embarazo, sentía ese trance, esa nube en mi cabeza que no me permitía sopesar la realidad como corresponde. Es decir, iba a ser madre de un bebé con genética vampírica, mágica y demoníaca, eso ni en un millón de años podía resultar bien. Sabía que tenía que hacerme cargo, pero no quería ser mamá, no estaba lista, y menos si sabía que mi hijo sufriría toda su vida, porque ya me veía venir una conservación en la que mi hijo o hija me reprochaba el hecho de haber roto la mayor regla del mundo sobrenatural, ya me veía venir su odio encima, y lo sabía de primera mano porque lo pasé con mi madre hace más de un año. Me sentía sumamente culpable porque acababa de cometer el mismo error que mamá cuando joven, aunque el doble de peor.

Imaginé mil escenas en mi mente, como el momento en el que les pediría que se sentaran y escucharan lo que tenía para decir. El rostro furioso y las maldiciones de mis hermanos se formaban claramente en mi cabeza, el simple hecho de pensarlo me provocaba inmensas ganas de llorar. Me sentía muy mal porque, parte de mí, en tan solo un día, había llegado a encariñarse con la idea de tener un bebé, más allá de mi corta edad. Pero pensaba en toda esa parte oscura, en la destrucción que traería consigo y esa gota de felicidad y emoción se secaba. Sabía que debía tomar una decisión, la más importante de mi vida, pero, ¿qué era lo que podía hacer? No paraba de preguntármelo. El padre de este bebé murió para que yo pudiese ser feliz, tener una vida larga y tranquila. Mi pecho se inflaba de culpabilidad.

La noche anterior me había quedado en casa de Sam, dándole la excusa a mi madre de que dormiría con Violett por ser fin de semana. No quería mentirle, estaba cansada de eso, pero las cosas ahora estaban en otro punto, así que no podía quedarme en esa casa como si nada. Hoy iba a tener que poner mi mejor esfuerzo para no largarme a llorar o para que no se me notara la cara larga que llevaba a causa del asunto. Sam se portó muy amable y comprensivo conmigo, pero se notaba que le dolía y molestaba el tema, probablemente porque todo esto le recordaba a lo que su hermano tuvo que hacer para poder darme una vida digna. Sus ojos en diferentes ocasiones me mostraron su disgusto, pero su boca me expresó que yo podía contar con él. Me alegraba mucho tenerlo a mi lado, ya no tenía a Jason de mi lado, así que agradecía inmensamente que Sam estuviese apoyándome. A pesar de su mala costumbre de desaparecer y no llamarme durante días y de su pesado malhumor y su cara de culo, él se comportaba increíble. El cariño que le agarré en este tiempo era muy grande, hasta yo me sorprendía.

Sam se encontraba a mi lado, con su expresión seria, conduciendo el auto en completo silencio. En la mañana desperté sobre la cama de Chase, aferrada a esas mantas, a las almohadas. No fue el mejor de los sueños, pero dentro de todo, logré dormir mejor que en los últimos días. Cuando bajé las escaleras, me quedé sentada en el sofá a esperar a Sam, quien aparentemente seguía dormido. Al rato oí ruidos en la planta de arriba y, minutos más tarde, Sam bajaba las escaleras, vestido de negro y con su entrecejo fruncido. Se había bañado y tenía los ojos algo enrojecidos, lo que me hizo pensar que, tal vez, él había estado llorando, pero descarté esa idea segundos después.

—Estás algo distante —rompí el silencio. Desde que salimos de la casa me moría por decírselo.

Sam no me observó, ni siquiera me contestó.