Adjunto foto de Chasecito arriba.
Skyler
—Acompáñenme por aquí —dijo Loren, caminando lentamente hasta el círculo de velas encendidas. Parecía ser que la edad le cobraba demasiado la agilidad, y en cierta parte me daba pena porque la mujer había viajado desde muy lejos para ayudarnos. Pero no iba a mentir, me convenía a grandes niveles que ella se encontrase aquí, porque era la manera de llevarme al verdadero Chase después de tanto tiempo sin verlo, porque ver al demonio, por más que tuviese el cuerpo de Chase, no era mi chico.
Me pregunté por qué mi familia nunca me dio esta opción para ver a Chase al menos una vez más, pero no fue difícil darme cuenta que, por más que el hechizo tuviera siglos de edad, ellos sabían de su existencia, pero no querían meterme en un lugar tan malo como el infierno. Y no podía culparlos por nunca darme esta opción de ir, porque si tuviese un familiar muy cercano en la situación en la que yo me encontraba, tampoco iba a dejar a la vista este tipo de opción, menos sabiendo que traería como consecuencia pesadillas intensas. Además, esta visita a Chase no aseguraba que pudiera hablarle y él escucharme, y si lo pensaba dos, tres, y cuatro veces, no era de las mejores ideas y nada seguro ir, pero volvía a repetirme que era por Chase. Necesitaba tenerlo frente a mí.
Me daba miedo pensar que al estar allí iba a ver su sufrimiento. Vaya Dios a saber con qué lo torturaban desde que falleció. Sabía que eso me traería consecuencias mentales, que a cada rato pensaría en su dolor y que eso complicaría mis días, pero volvía a repetirlo: era Chase. En el mejor de los casos hablaríamos, y si eso pasaba, tal vez lo ayudaba a sentirse mejor hasta que pudiésemos encontrar alguna manera de traerlo a la vida.
—¿Puede explicarme bien cómo es este tema? ¿Estando allí estaremos en peligro? Quiero saber para prepararme mentalmente —dije, nerviosa. Empecé a morderme el labio por lo mismo, y Sam llevó su mano a mi mentón y pidió que dejara de hacer eso o me podría lastimar.
—Sí, primero siéntense dentro del círculo —ordenó Loren. Con Sam le hicimos caso—. Ambos verán lo que el alma de Chase está pasando, eso lo saben. No es que haya dos Chase, hay uno solo. Tienen que entender que no hay un demonio dentro de él, nadie se metió dentro suyo. Es solo Chase en su máxima maldad. La parte demoníaca es la que cubre completamente su alma, la que la oscurece y crea esas actitudes frías, calculadoras y desinteresadas. Pero al fondo de toda esa oscuridad que lo bloquea, está su alma pura, la que le permite amar y sentir remordimiento, y es con esa parte únicamente con la que intentamos contactar. Los llevaré allí mediante un hechizo, estarán dormidos en cuestión de minutos, se sentirán cansados y pesados, y luego despertarán ambos en el infierno. Es como si estuvieran soñando. Pero tengan mucho cuidado, no permitan que los demonios los vean ni los escuchen. De lo contrario, eso puede traerles consecuencias a ambos. Lo que les pase allí, les pasará en la vida.
—¿Qué? Espera, no habías mencionado esa parte —dijo Sam, mirando a Loren desconcertado.
—Creí que ya lo sabías. Tú fuiste quien tuvo la idea de realizar este hechizo —contestó Loren, mirándolo fijamente.
—No sabía.
—Te pregunté en la llamada si estabas seguro de hacer esto y dijiste que sí, asumí que sabías todo lo que conllevaba el hechizo.
Sam se frotó la cara con frustración.
—No me importa por mí, me importa por ella —Sam me observó—. Lo siento, Skyler, pero no puedo permitir que algo te pase allí.
—Oye, no, no te eches atrás —respondí, preocupada. A mí también me daba mucho miedo que algo nos pasara allí, pero él ahora no podía venir y decirme que no haríamos esto, porque estaba lo suficientemente emocionada por ver a Chase de nuevo, simplemente no tenía derecho a arrebatarme esta oportunidad. Lo echaba de menos.
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Atracción destructiva +18
Romance¿Qué tan dispuesto estás para renunciar a tu vida por la persona a quien amas? Chase White convive con un pasado oscuro y perturbador con el que debe cargar por el resto de su vida. Skyler, por otro lado, no sabe su real identidad y lo peligrosa q...