Chase:
—A mí no me interesa ser parte de esta estúpida organización, papá —espeté con impaciencia y me tiré del pelo cuando me señaló con el dedo de forma acusatoria.
Sabía qué era lo que me diría. Siempre era lo mismo con él desde que llegamos al puto pueblo de mierda del que ya tantas ganas tenía de abandonar. Definitivamente fue un error pisarlo, y lo supe desde antes de llegar. Era una sensación rara a la que no le quise prestar atención en un principio, pero después de que mi bipolaridad empezara a empeorar ya no pude controlarme y empecé a hacer cosas que intentaba que no volvieran a pasar, pero fallé y todo en el pueblo se jodió. A eso se debía mi mala sensación.
—Estamos así por tu culpa, así que te la aguantas, Chase.
Fruncí las cejas y respiré con irregularidad. Apreté mis manos con fuerza para intentar contener la ira que quería salir de mi cuerpo de inmediato. A veces era más fácil dejar que la ira me consumiera, pero siempre terminaba con sermones por parte de mi "familia" por no resistirme a la enfermedad.
Pero, ¿qué sabían ellos? No tenían ni idea de lo que era ser yo. No me gustaba ser la víctima, no quería ni decirlo ni pensarlo, por eso nunca les decía nada a todos ellos. Por eso no les cuestionaba sus sermones.
—¿Estamos así por mi culpa...? —entrecerré los ojos, con ganas de golpear algo—. Yo no quise venir a este estúpido pueblo, fuiste tú quien quiso venir. ¿Te recuerdo también que eras tú quien quería cambiar de vida, quien venía con esas patrañas? Sabes bien lo que me pasa, así que deberías haberte dado cuenta de que terminaría cediendo al deseo de matar y que acabaría con muchas vidas. No es mi culpa.
—Es tu culpa por haber hecho cosas pésimas en el pasado.
Solté una carcajada amarga y me di la vuelta, viendo el cuchillo sobre la mesada de la cocina. Cada partícula de mi cuerpo me gritaba que lo tomara y que se lo clavara en el cuello, pero cerré los ojos e intenté calmarme por millonésima vez desde que la conversación —más bien, discusión— empezó.
A veces odiaba a ese hombre. A veces le tenía aprecio. Pero después lo volvía a odiar.
Siempre me echaba la culpa a mí por los desastres que pasaban en el pueblo. Pero no era mi culpa que él fuera tan necio, tan caprichoso y me quisiera arrastrar a sus cambios, a la nueva vida que quería comenzar en un nuevo lugar. Era frustrante que yo fuera el que tenía marcada la cruz roja en todo momento. Yo no pedí convertirme. Yo no pedí ser como ellos y pasarme tres años sin despertar para después revivir con mi alma hecha pedazos. Quizás él también tuvo que pasar por el infierno, quizás su alma también tuvo que ser perturbada por un tiempo en un lugar horrible, pero no estuvo más de dos meses. Yo pasé tres años. Ahora no me controlaba. Ahora solo destruía cosas porque es lo único que sabía hacer. Nada más. Porque cuando quería hacer algo bien, terminaba arruinándolo con alguna cosa mía o con alguna cosa que me pedían hacer.
Detestaba esa sensación que me estaba agarrando últimamente con los pedidos que la organización me requería. Me tenían de marioneta, y sí, sabía que lo hacían por un trato: poco después de llegar a Hasser mi enfermedad fue en aumento y perdía la conciencia. Cuando despertaba , estaba repleto de sangre en casi todo mi cuerpo. Y con cadáveres a mi alrededor. Era algo abrumador. Algo que en las noches no me dejaba dormir. Algo que después de un tiempo decidí aceptar y tomarlo como normal. Ahora era parte de mi naturaleza y no podía hacer nada para cambiar, nada para revertir lo que me pasó. La asociación quería matar a mi familia, pero como se esparció el rumor de una abominación, a mi padre se le ocurrió ir a la organización para negociar. El trato fue que me dejarían en paz si ayudábamos a los brujos —esa especie que a los vampiros no nos caía bien— a encontrar al o a la causante de la peste mortal. La peste que a nosotros también nos podía matar.
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Atracción destructiva +18
Roman d'amour¿Qué tan dispuesto estás para renunciar a tu vida por la persona a quien amas? Chase White convive con un pasado oscuro y perturbador con el que debe cargar por el resto de su vida. Skyler, por otro lado, no sabe su real identidad y lo peligrosa q...