Skyler
Durante toda la semana le he dado vueltas a la situación de la otra vez, cuando sentí ganas de beber sangre. Esta vez opté por comentárselo a mi madre en vez de guardármelo para mí, lo cual ella agradeció y yo me sentí bien. Guardarme las cosas no me iba a producir un buen sentimiento, menos algo que me tenía tan angustiada. Mamá me dijo que me quedara tranquila, que no pensara demasiado en el tema, que probablemente no era nada, que mi cerebro experimentó un recuerdo de mi antigua especie, pero sigo pensando que, si ella hubiera estado ahí, tendría otra opinión.
Me he dormido pensando en lo bien que se sentía la sangre bajando por mi garganta, el sabor, la textura, el cosquilleo de satisfacción que producía en mi cuerpo, y me daba mucha vergüenza y miedo saber que tenía ganas de morder a alguien. Tal vez me estaba sugestionando, como Ryan dijo, y quizá sí, pero no estaba completamente segura.
De Chase no sabía nada, ni quiera de Sam, quien me prometió mantenerme al tanto de las actitudes de su hermano, y eso también me traía angustiada. ¿Por qué me prometía una cosa y luego hacía otra? ¿Por qué no respondía al menos un mensaje de los seis que le he mandado por día durante siete días? Chase era lo que más rondaba por mi mente durante todo el día, necesitaba una buena noticia, necesitaba que me dijeran algo como «Sí, Chase es el mismo de antes, es de confiar, así que puedes estar durante toda tu vida con él, hasta que mueras de anciana y Chase siga siendo el guapo que es ahora», pero era demasiado bueno para que pasara.
Le envié el primer mensaje en el día a Sam, esperando una respuesta. Cuando lo volviera a ver le iba a reprochar de mil maneras el no contestarme. La otra noche me hizo una escena, me llamó estúpida por no contestar el teléfono, y ahora el estúpido era él por no sacarme un poco de dudas. ¿Será que le pasó algo? ¿Sam estaba bien? De no estarlo, el profesor White me lo habría mencionado en las clases.
Nate me escribió un mensaje ese día, quería que saliéramos y, la verdad, no dudé en aceptar. Necesitaba salir de esta casa, me tenía cansada el encierro.
—¿Qué te dijo tu madre cuando le dijiste que querías salir conmigo? —me preguntó Nate mientras conducía de camino a un bar.
—No mucho, me dejó venir porque le dije que estaba cansada de estar encerrada en esa casa. Claro que se le notó que mucha gracia no le hacía el hecho de salir contigo, pero no porque siga teniendo el mismo prejuicio por ser un vampiro, sino que está preocupada por mí por todo lo de Chase. Tiene miedo de que él venga y me corte literalmente la cabeza y pierda toda mi sangre.
—Qué gráfico.
Me encogí de hombros y mi mente voló al idiota de Sam.
—¿Qué pasa con tu hermano?
—Ya me preguntaba cuándo me preguntarías por Chase.
Negué, aun mirándolo.
—No, estoy hablándote de Sam
—¿De Sam? Bueno, tendrías que ser más específica, tengo cuatro hermanos, Skyler. ¿Qué quieres saber de Sam? Y, ¿por qué de Sam? ¿Cambiaste de hermano White?
—Yo jamás cambiaría a Chase por Sam. ¿Él está bien? La otra noche dijo que me mantendría al tanto de las actitudes de Chase, pero no ha respondido ninguno de mis mensajes, y créeme que le he dejado bastantes, y comienzo a sentirme toda una pesada —le confesé.
—Bueno, ya que me preguntas y me pones a pensar, sí lo he notado bastante raro.
—¿Raro en qué sentido?
—Parece muy pensativo y enojado. Lo segundo lo mantiene todos los días, pero esta vez parece estar peor. De todas maneras, no puedo decirte mucho más, no hemos estado dirigiéndonos mucho la palabra.
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Atracción destructiva +18
Romance¿Qué tan dispuesto estás para renunciar a tu vida por la persona a quien amas? Chase White convive con un pasado oscuro y perturbador con el que debe cargar por el resto de su vida. Skyler, por otro lado, no sabe su real identidad y lo peligrosa q...