12

21.3K 2.1K 396
                                    

Editado. 

Skyler

Me removí incómoda en mi lugar y tapé disimuladamente mi cara con la palma de mi mano.

—¿Por qué nos miran así? —pregunté—. Es de mala educación. ¿Y qué hace el profesor White aquí? Parece un lugar para adolescentes, no para alguien como él. No digo que sea viejo, pero tampoco es alguien muy joven —alcé los hombros.

—Baja la voz, hablas demasiado fuerte.

—No es verdad —repliqué.

—No prestemos atención. En cuento terminemos aquí, nos vamos a otro sitio.

Accedí. Luego le avisaría a la tía. Por supuesto que tendría que dar una explicación de por qué. Le había dicho mientras me preparaba que nos quedaríamos solo en 1980.

Las miradas de todos me penetraban. Sentía la misma sensación que en la mañana, en clase de química. Pero esta vez era peor. Tenía a todos los White con su atención puesta en mí. Si el profe me empezaba a ver mucho en clase, iba a empezar a pensar que era un acosador.

La mujer cortó mi sensación incómoda cuando se puso delante de nosotros. Nos traía las malteadas que habíamos ordenado.

—¿Quieren ordenar algo más?

—Ehh... —pensé, y miré a Jason. Terminé por asentir—. Sí, yo pediré papas fritas.

La muchacha asintió.

—Una hamburguesa —respondió él.

Después de anotar en su libreta, la chica se retiró. De reojo noté que ya nadie nos estaba mirando.

—Bueno... ¿Qué me cuentas de ti?

—¿Qué quieres saber? —inquirí.

Se lo pensó por un momento.

—¿Has hecho algún amigo?

Pensé que preguntaría alguna otra cosa más interesante. Esa pregunta era deprimente. Negué con la cabeza.

—No. Empiezo a pensar que mi extroversión quedó en la otra cuidad. No sé qué me está pasando. No se me hace que los alumnos sean muy amigables, así que por lo tanto, me bloqueo y no socializo. Ayer hablé con dos personas en el almuerzo y hoy también, pero se llevan mejor con Luke que conmigo.

—No soy muy amigables, te lo dije ayer —respondió. Qué sincero. Menos ganas de socializar tenía—. Por eso yo no tengo a nadie en esa escuela. Aunque sí me hablo con un par de personas.

—Recuerda que dijiste que yo soy tu amiga.

—Lo eres porque me caes bien, y tengo un buen presentimiento sobre ti.

—Es curioso que lo digas, porque de eso quería hablarte —aproveché el momento. Él elevó las cejas—. ¿Por qué hablas mucho de esa forma? Realmente pareces un psíquico.

—No soy un psíquico, eso también te lo dije ayer —comentó con una leve sonrisa.

—Hablas como uno.

—No... —negó—. Solo es que a veces tengo sensaciones en las personas, o cosas que van a pasar, ¿sabes? La mayoría de las veces acierto.

—¿Lo ves...? —Hice un ademán—. Eres un psíquico.

—Los psíquicos no existen, esas son todas patrañas.

—En este mundo nunca se sabe, Jason. Hay que tener la mente muy abierta.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora