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Editado.

Skyler

Las miradas después del comentario de mi hermano eran interminables. Me sentía tan avergonzada que quería que la tierra me tragara lo más pronto posible. Las risas seguían haciéndose presentes en el aula y mi mirada fulminante le hacía gracia a Luke.

¿Cómo se atrevía a decir frente a todos que había comido algo en mal estado y que terminé en el baño por consecuencia?

Eso fue una total mentira, eso no me ocurrió en ningún momento. Siempre solía revisar la fecha de vencimiento de todos los productos que consumía. Sabía por qué lo había hecho. Se estaba vengando por haberme demorado y por haberme olvidado el bolso en casa, pero avergonzarme frente a todos fue demasiado. Él me dio advertencias sobre que algo haría, pero no pensé en ningún momento que sería capaz de tal humillación.

—Te odio —dije, una vez que me senté a su lado.

—No volverá a pasar si te levantas temprano.

—Me voy a vengar y no te va a gustar. Exagerado.

La clase transcurría lenta y aburrida. El profesor guapetón era bastante tedioso al hablar y yo solo sentía que me iba a quedar dormida. La noche anterior me quedé hasta tarde despierta viendo televisión y luego no me pude dormir. Habré descansado al menos unas tres horas, y eso no era suficiente para alguien como yo que adora estar con la cara pegada en la almohada y con las sábanas ceñidas al cuerpo.

La página seis del libro de química parecía estar escrita en chino. No entendía nada de lo que se suponía debía estar bien explicado. Era el primer día de escuela, pero a White no parecía importarle mucho porque ya nos estaba dando ejercicios para resolver en clase. Decía que estar en quinto año era una etapa avanzada y que los temas a resolver debían estar hechos de una manera más compleja de lo normal.

Qué estupidez me parecía eso.

Aunque pensándolo bien no lo era. Solo me resultaba molesto porque no servía para la clase de química. Debí haber escogido el bachillerato de economía en vez de ciencias naturales.

¿En qué será que estuve pensando?

Mordí el lápiz mientras observaba el cuaderno con las consignas. Todo estaba vacío, no había llegado a resolver nada de nada. Mi alrededor parecía estar bastante tranquilo, todos con la punta del lápiz sobre sus hojas. Me sentía en presión porque sabía que el profesor nos pediría que entregáramos el trabajo para evaluarlo al final de la clase. Esperaba que no me hiciera pasar vergüenza frente a todos al preguntarme por qué es que no resolví nada. Fue suficiente con que Luke les dijera a todos que andaba con dolor de panza. Está bien que era bastante extrovertida, pero pasaba vergüenza como todo el mundo. No me libraba de eso por ser una persona suelta.

White de vez en cuando levantaba la mirada, a veces llegaba a verlo bien y en otras solo de reojo. Yo me hacía la que sabía, la que entendía todo y la que resolvía los ejercicios. Pero en realidad no entendía nada.

Miré a mi hermano, quien tenía cara de preocupación mientas miraba su teléfono. Me incliné para ver de qué se trataba, pero con rapidez bloqueó el celular y lo guardó en su bolsillo.

—¿Qué te pasa? —inquirí en un susurro y luego comprobé que la autoridad presente no me observaba.

—Nada, solo no encuentro respuestas en internet sobre los ejercicios. No entiendo un pedo —respondió.

Al menos no era la única.

Suspiré, viendo el reloj colgado en la pared.

—Pss —oí, pero no presté atención y seguí con la mirada puesta en el papel—. Pss —otra vez.

Giré mi cabeza hacia un costado con todo el posible disimulo, y vi que un chico tenía su campo visual puesto en mí y que me sonreía.

Parecía simpático. Sus ojos eran de un tono verdoso oscuro y su pelo color castaño claro. Era muy lindo, y ni hablar de su sonrisa. Posó la mirada en el profesor y luego de nuevo en mí. Levantó un papel doblado para que lo viera y después le dijo algo a su compañero de banco. El otro chico me miró, tomó el papel y me lo tendió con cuidado.

—Soy James —susurró cuando tomé el papel. Le sonreí y, cuando volteé a ver a mi hermano, éste me miraba expectante.

—Ojo —se limitó a decir y yo rodé los ojos.

¿Qué le pasa a este?

Abrí el papel y leí la nota:

Hola. ¿Cómo estás?

Te dejo las respuestas detrás porque te noto perdida con el tema. Tranquila, sé que pronto entenderás. El profesor White es bueno en lo que hace.

Y, por cierto, me llamo Mason.

Di vuelta la nota y observé las siete respuestas de los siete ejercicios. Volví a girarme para ver a Mason y con una sonrisa plantada en el rostro formulé en silencio un sincero "gracias".

—De nada —dijo de la misma forma y yo regresé a mi anterior postura.

—¿Qué te dice en la nota? No se está haciendo el vivo, ¿o sí?

—No, Luke, son las respuestas —musité—. No seas un tonto y copia.

Mi mano comenzó a moverse a la par con la de Luke y, para cuando me había dado cuenta, ya casi había terminado de resolver lo dado. Bueno, a decir verdad, copiado.

—¿Te parece que esta es hora de llegar a clase? —preguntó el profesor y yo levanté la mirada. Al lado de la puerta estaba parado un chico. Y era exactamente el mismo chico que habíamos cruzado con Luke en los pasillos.

—Mierda —susurró mi hermano.

—¿Qué? —dije, pero él negó con la cabeza, como si no hubiese dicho nada—. Ese es el chico del pasillo. No estaba loca —comenté. Luke me miró, pero yo no tardé en apartar la vista.

El chico vestía ropa oscura: jeans negros, remera negra, zapatillas del mismo color que lo anterior, y de su cuello colgaba una cadena que parecía ser de plata. La misma llevaba un dije pequeño, uno que no lograba ver muy bien. Su cabello era de un color castaño oscuro, casi negro, o tal vez negro, y sus ojos de un tono azul, o eso parecía a lo lejos. Su rostro estaba algo golpeado, pero aún así se veía tan lindo de esa forma que vaya a saber cómo se veía sin ningún rasguño.

¿Qué le habrá pasado? ¿Será que algún chico de la escuela se le habrá hecho el malo y lo golpeó así?

Seguía sin apartar la mirada de él, tenía algo que me atraía. Un aspecto vulnerable por los golpes, pero oscuro por su ropa y su mirada.

—¿Qué no me ves la cara, Andrew? —le contestó de mala manera al profesor. Qué agallas. ¿Y quién se creía que era para llamar por su primer nombre a nuestro titular?

—En casa soy Andrew, aquí te diriges a mí como profesor White —le corrigió y yo levanté las cejas. ¿En casa? Así que el guapo golpeado era familiar del guapo educador—. ¿Qué te pasó en la cara?

—¿Qué crees que ocurrió? Lo oí y salí a buscarlo. Cuando fui hacia el campo estaba él con todos ellos —respondió, y yo de lo metida que era quería saber más. Mi vista voló hacia las manos del chico, las cuales tenían moretones. Parecía que él también le había dado una buena paliza a quien sea que se le haya enfrentado.

—Sal del aula, hablaremos afuera —ordenó White y yo los observé a ambos. Quería saber qué le había ocurrido, y si se iban no lo descubriría.

Lo sé.

Era una entrometida.

—¿Qué me miras tanto, niña? —dijo aquél chico. Su mirada parecía dirigirse a mí y, por segunda vez en la mañana, tenía los ojos de mis nuevos compañeros sobre mí. ¿"Niña"? ¿En serio?

Qué grosero. 

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora