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Chase

Lo que menos hice en el cine fue mirar la película. Mi mente estaba muy centrada en Skyler, en cómo ella intentaba disimular su nerviosismo en nuestra cita. Y es que, a pesar del ruido de la película, yo lograba escuchar su corazón fácilmente, y este latía bastante alocado. La mano de Skyler seguía sosteniendo la mía, y mi pulgar aprovechaba para trazar líneas y círculos en su piel.

Desde que decidimos volver a intentarlo, no hubo mucho contacto físico entre nosotros. Claro que tenía mucho deseo de poder tener contacto con su piel, pero no quería incomodar a Skyler, ni siquiera sosteniendo su mano. Quería que ella estuviera cómoda, feliz y que sintiese que, después de tanto sufrimiento y de tantos problemas, nuestra relación podía salir adelante.

Tengo que admitirlo, ella no era la única que tenía su corazón latiendo como loco, porque yo me encontraba de la misma forma. Hace mucho que no tenía una cita, al menos no con una chica que me gustara y quisiera de verdad. Lo de Marie aquí no contaba para nada, esa loca no pintaba nada aquí porque eso fue una completa falsedad y, siendo sincero, cada vez que pensaba en ella, lo único que conseguía era que se me revolviera el estómago por todo lo que hizo por un estúpido capricho. Skyler siempre destacó sobre todas las personas para mí, siempre captó mi atención de una manera en la que ni siquiera yo era capaz de comprender y descifrar. Nuestras manos entrelazadas se sentía como el estúpido cliché que siempre odié, pero que con la persona correcta (ella) se sentía jodidamente real, sincero y muy bien. Ahora lo entendía todo.

No pude evitar pensar en el tiempo que pasamos separados: mi muerte, nuestra pelea por el beso de Sam, mi despedida fuera de su escuela y su baile de graduación. Qué culpable me sentía por todo el dolor que le causé. Muchas cosas se iban de mis manos, pero jamás me perdonaría por todo el dolor que le causé. Por eso también era tan importante para mí esta nueva oportunidad. La valoraba con todas mis fuerzas, y estaba dispuesto a hacer todo lo posible para que funcionara, siempre y cuando, Skyler me lo permitiera. Porque si después de todos mis intentos, ella no quería estar conmigo, no iba a forzar una relación que ella no quisiera. La respetaría por más que me doliera el corazón.

Sam y yo no habíamos tenido la oportunidad de vernos estos días, pues estuvo algo ocupado ayudando a Blake con unas cosas. Además, todavía seguía un poco triste por la muerte de Loren, lo que hacía que no saliera mucho de su casa y no socializara. Mamá lo invitó a comer el domingo pasado, pero él simplemente desistió de la idea y prefirió quedarse a dormir todo el día. Después de dejar a Skyler en su casa, iría a visitarlo y hablar con él. Supongo que, por más fuerte que quisiera hacerse, le dolía que yo saliera con Skyler.

—¿Te gustó la película? —me preguntó Skyler.

Su mano viajó hasta la mía y la entrelazó, pero este movimiento fue inconsciente, pues se dio cuenta al segundo y me soltó. Se acomodó la remera, incómoda.

—No me molesta —le hice saber.

—¿Qué?

—Que me tomes de la mano —respondí—. Al contrario, me gusta —aclaré, viendo sus mejillas coloradas. Le sonreí para tranquilizarla.

Era como si recién nos conociéramos. Los nervios, esos cosquilleos, esas ganas de rozar nuestra piel, pero sin hacerlo por miedo a lo que el otro piense.

—A no ser que te incomode darme la mano —me apresuré a decir, para que no pensara que la estaba presionando.

—No, claro que no —sonrió, y me tomó de la mano con timidez. Presioné su mano para no separarnos.

—¿Vamos a cenar? —le pregunté, y ella dudó un poco.

—¿Podemos ir a un lugar primero? —preguntó, mirándome a los ojos.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora