34 | AD2

4.8K 578 256
                                    

Sam

Mis manos presionaban el volante con fuerza. No sé si por rabia, pero sí de impotencia, de dolor. ¿Para qué mentir? ¿Para qué negarme a mí mismo lo que sentía por ella? Odiaba esta sensación en el medio de mi pecho, esa falta de aire al verla, esa estúpida sonrisa que se me formaba al verla sonreírme. Esta noche, de camino a casa, mis pensamientos eran más fuertes que nunca, al igual que mis sentimientos. Tenía una lucha interna conmigo mismo, el aire que entraba por la ventana no era suficiente para despejarme. En la tarde oí la conversación que ella tuvo con Nate, y además de venir a ver a mamá, también tenía la ilusión de ver a Skyler, de hacerla sentir mejor, menos sola. Pero jamás pensé que sus problemas fueran tan graves. Es decir, ¿embarazo? Jamás me habría imaginado que ella estaba mal por aquella posibilidad. Simplemente esto me hacía mierda por dentro.

Sentí esa necesidad de alejarme de ella después de que me soltara la bomba, y decidí marcharme lo más pronto posible para que ella no viera el desastre emocional que yo estaba teniendo, pero me detuve antes de saltar por la ventana y me acerqué a su cama para decirle que todo estaría bien. Pero, ¿realmente las cosas iban a estar bien? No sé si Skyler se lo creyó, pero yo no me creí mis propias palabras. Sabía que mis temores eran grandes y que de ahí venía mi negatividad, pero no lograba ser positivo. Más allá de mis sentimientos por Skyler y de lo mucho que me destrozaría que estuviera embarazada, si la prueba que se realizaría daba positivo, esto sería repetir una historia, la historia de su madre y la de la misma Skyler. No puede existir un ser con genética de dos especies distintas, o de lo contrario es una abominación, causa muertes inminentes. ¿Qué sería, entonces, un ser con tres genéticas diferentes? Sería muchísimo peor. Ella misma vivió en carne propia lo que es ser una aberración para la naturaleza sobrenatural y humana gracias a que su madre la tuvo, y mi hermano, para darle una mejor vida a Skyler, vendió su alma en el infierno. Pasaron muchas cosas por su existencia, muertes y contagios. Esto simplemente no podía volver a ocurrir.

Me quedé con mi madre, vimos una película juntos hasta que se quedó dormida, abrazada a mí. La dejé dormir tranquilamente y me fui a mi cuarto a dormir, pero no logré pegar ojo.

A la mañana siguiente, recogí a Skyler del instituto. La noté demasiado nerviosa, yo también estaba como ella, pero no iba a demostrárselo o le haría sentir mal. Skyler era muy sensible. La clínica estaba llena de gente esperando su turno, pero con Skyler teníamos ventaja ya que yo tenía un conocido allí, que nos atendió sin hacernos esperar mucho. Le extrajo sangre a Skyler y tuve que mirar para otro lado por la tentación de la sangre, durante lo que iba del día no había comido nada y de los nervios quería beber. Cuando vi salir a Steven con un papel en manos, supe que eran los resultados de los análisis. Tomé la iniciativa y me levanté del asiento, dejando a Skyler allí, y me acerqué a Steven para saber el resultado. Vi el papel y simplemente volteé a ver a Skyler, quien me esperaba ansiosa e impaciente.

Me acerqué a ella y la envolví con mis brazos, preocupado. Me quedé en un estado pensativo y a la vez de suspensión durante algún momento, ambos no emitimos ninguna palabra, ella por miedo, y yo por el dolor en mi pecho. Supe que era momento de decirle la noticia, pero la clínica no era el lugar indicado para hacerlo. La tomé de la mano.

—Vamos al auto, Skyler —empecé a caminar, con ella sujetada a mí. Skyler no dijo nada, estaba muerta de miedo.

Llegar al auto se me hizo eterno, como si el tiempo transcurriese más lento de lo normal. Le dije que se subiera. El momento de decirle llegó.

—¿Y bien? —preguntó, nerviosísima, quemándome con sus ojos marrones.

Me costó empezar a hablar. Ella podía tranquilamente arrebatarme el papel de las manos, pero no lo hacía por miedo. Y la entendía. Por mucho que me doliera, le dije:

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora