15 | AD2

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Sam

Abrí la puerta de la casa y me metí dentro con cuidado. Estaba borracho y drogado, había sido una noche buena junto a Blake, porque conseguí olvidarme de todo por un rato y reírme como hacía rato no reía. Mis problemas y aflicciones quedaron en segundo plano por varias horas. Y la verdad es que lo estaba necesitando mucho. Me encontré con mis hermanos sentados en el sofá con cara de preocupación. Una canción de heavy metal se oía en la parte de arriba, la cual pude escuchar desde una cuadra atrás, mientras venía conduciendo. Observé a los chicos con atención, pensando que mi madre era quien oía esa música para recordar más de cerca a Chase. Esto no era muy propio de ella, menos a las cinco de la mañana, pero con lo mal que se encontraba en los últimos días, no era algo que me sorprendiese.

Dejé las llaves sobre la mesa de centro y me senté en el sofá individual con frustración. Llegar a esa casa era sinónimo de preocupación y cruda realidad.

—Hueles a marihuana —me dijo Nate. Otras tres palabras más desde nuestra pelea. Lo tomaba como un avance.

—Me encontré con Blake y me dejé llevar y fumé un poco con él.

—Y bebiste —Andrew parecía reprocharme. ¿Quién se creía que era? Y, acaso, ¿yo era un niño pequeño que tenía prohibido beber?

—Un poco.

—Estás borracho.

—Sí, Andrew, estoy borracho. ¿Qué tiene eso de malo ahora? Me he emborrachado antes —le contesté, algo molesto. Y de repente bastante cansado. Y más mareado. Más que borracho, estaba muy borracho, y ahora que estaba sentado en mi sala, con mi espalda apoyada en el respaldar de mi asiento, mi cabeza inclinada levemente hacia arriba y mi vista centrada en un punto muerto del techo, me replanteaba mi idea de haber llegado a casa conduciendo solo en este pésimo estado. Pude haber matado a alguien.

Y ya maté a mucha gente en el pasado como para tener más sangre en mis manos.

—Te hemos estado llamando.

—Tengo el teléfono en silencio —mentí. Hace rato no quería contestar, estaba pasándola bien después de mucho y no quise arruinarlo con las tensiones familiares—. ¿Qué pasa que están despiertos? ¿Estaban esperándome para hablar sobre las cagadas que me he mandado? Porque no tengo ganas de reproches.

—Chase está aquí —soltó Zach, de la manera más inesperada.

Fijé mi vista en él, esperando encontrar en su rostro alguna señal de que estaba jugando conmigo.

—No hables tonterías —respondí, pero pensé por un segundo que eso no era algo imposible. Yo había ayudado mucho para que no lo fuera.

Me levanté del sofá y me peiné el cabello para atrás.

—No son tonterías, Sam —Andrew habló serio—, él está aquí —susurró.

—¿Cómo que está aquí? ¿Desde hace cuánto? Explíquenme —pedí. Si esto era cierto (que era claro que lo era, porque mis hermanos no iban a joderme con esto), entonces, eso significaba que Skyler había soñado con Chase y que él la tocó y pasó a la vida. Rápidamente me invadió la preocupación.

—Yo estaba aquí hablando con Nate y tocaron la puerta. La abrí y Chase solo se metió a la casa, como si no fuera un demonio, como si fuese el Chase que conocemos —Zach se notaba muy angustiado. Así que sí. Claro que esta mierda era real.

—¡Mierda! —Le pegué un puñetazo no tan fuerte a la pared, para después tomarme de la cabeza con nerviosismo.

—Nos abrazó como si nos hubiera extrañado, y nos dijo que es él mismo, que siente esa voz malvada en su cabeza que lo incita a hacer cosas malas, pero que cree que puede controlarla, lo que se me hace raro sabiendo que el demonio hostigaba a Skyler para salir y hacer desastres. Ahora está arriba, en su cuarto, oyendo esa música. No sé qué pensar. Chase es un demonio y un vampiro a la vez. ¿Es eso posible en la vida? ¿Es posible que sea realmente nuestro Chase? —Zach miró las escaleras, asegurándose de que Chase no estuviese allí.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora