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Skyler

Con el miedo recorriendo cada partícula de mi anatomía, rodeé con mis brazos el cuerpo lastimado de Chase y me eché hacia atrás ejerciendo toda la fuerza posible para poder salvarlo y, si bien podía moverlo, no era lo suficiente como para poder sacarlo del auto. Estaba pesado para mi débil cuerpo, y si contábamos que mi fuerza se veía medio interrumpida por el temblor causado por el miedo, habían más posibilidades de que ambos terminásemos muertos.

Estaba la opción de salir corriendo hacia el otro lado de la calle para estar a salvo, pero dejar a Chase, el chico que me gustaba a pesar de todo, haría que mi consciencia terminara atormentándome todas las mañanas, tardes y noches... En realidad, toda la vida. No iba a dejar morir a ese chico. Sí deseé su muerte una vez, pero por el enojo, y ahora que mi deseo podía llegar a hacerse realidad, rogaba por que no.

Lo observé mientras seguía con mis intentos. Estaba muy noqueado, y me daba a entender que el golpe había sido más fuerte de lo que me imaginé. Recosté su cabeza en mi pecho sin importar que su sangre manchara mi ropa y mis manos. Apreté los dientes con rabia e hice fuerza para atrás, cayéndome de nuevo de culo pero, al menos, con gran parte de su cuerpo fuera y encima de mí. El calor de las llamas me alarmó más y me apresuré a recostar a Chase en el suelo. Saqué sus piernas del coche, y aunque sí pesaban, no fue tan difícil sacarlas.

Me sorprendía que, al ser vampiro, él se haya desmayado de esa forma. Quería llamarlo, gritarle, hacer algo para que abriera sus hermosos y seductores ojos color azul, quería que se levantara por su cuenta porque yo ya me sentía cansada, pero sabía bien que sería una gran pérdida de tiempo. Lo tomé de los brazos y lo arrastré difícilmente por la calle hasta llegar a la vereda más lejana. Quería estar a salvo. Quería que él estuviera a salvo.

Tiré hacia atrás el pelo pegoteado por el sudor que tenía en su frente y miré con una fea sensación en el cuerpo sus heridas. Eran lastimaduras mortales para cualquier persona, pero él era un vampiro, así que terminaría recuperándose tarde o temprano. Pero eso no quería decir que me sintiera más tranquila. Estaba un poco descolocada, a decir verdad. Salí a caminar con la intensión de despejar mi mente y había terminado en una vereda, sentada, y permitiendo que mis piernas fueran una almohada para la cabeza malherida de Chase White.

Miré el fuego expandirse por todo el Audi y luego una explosión hizo que las lágrimas empezaran a escaparse de mis ojos. Permanecí con los ojos cerrados un segundo hasta que el sonido más fuerte dejó de escucharse. Estaba asustada y decepcionada por no haber podido salvar a esa persona. Desgraciadamente tuvo una de las peores muertes, porque morir quemado es una de las maneras más desagradables de partir del mundo. Solo esperaba que fuera quien fuera haya estado lo suficientemente inconsciente para no sentir ni el más mínimo dolor. Oía a mi corazón en mis oídos como si tuviera un parlante pegado a mi oreja y una presión en el pecho que no me dejaba respirar bien.

Le acaricié la mejilla a Chase y lo observé nuevamente con pena. No me gustaba verlo tan vulnerable, quería a la mirada oscura de Chase enfocándose en mí, no sus ojos cerrados por culpa de un accidente que... él mismo provocó.

Un momento... todo esto fue culpa de Chase y yo recién caía en cuenta. Entre salvar a dos personas y salvarme a mí no me dio tiempo para analizar las cosas. Pero sabía que él no lo había hecho apropósito. Está bien que fue él quien aceleró, pero dudaba mucho que fuera adrede.

—Chase —llamé—. Tienes que despertarte —le dije, moviendo su cuerpo.

Sus ojos permanecieron cerrados y la ansiedad acudió a mi cuerpo.

—Vamos, Chase, eres un vampiro, tienes que reaccionar, por favor. Necesito que te despiertes —supliqué, con más ganas de llorar.

Me mordí el labio para no llorar. No le iba a ocurrir nada, pero seguía conmocionada por el suceso.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora