Capítulo 10: Turbulencias

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Tengo el corazón que se me va a salir del pecho, estoy medio temblando y James está a mi lado. Me da la mano para que me tranquilice, lo que a decir verdad, me ayuda.

James tiene avión privado y me acabo de enterar, ¿con qué hombre me he casado? Es más rico de lo que yo pensaba.

La azafata que no para de mirar a James nos avisa de que ya vamos a despejar, me encantaría que se fuera a la mierda y nos dejara en paz, aunque me tiene entretenida pensando en cómo estrangularla. Encima no para de intentar acercarse a él, que si necesita algo, que si tiene sed o hambre, que si no qué cuánto. Anda ya y que se vaya por ahí. Ruedo los ojos mientras miro hacia la ventana y pongo mi mano abajo de la barbilla.

—Pronto estaremos en el aire y nos podremos quitar los cinturones —me susurra James al oído.

—Bien —le digo mientras asiento.

Se supone que la peor parte es ahora, el despegue en donde se producen turbulencia junto con el aterrizaje.

Tengo los ojos cerrados y los aprieto con fuerza mientras estamos despegando. Siento todo temblar pero tampoco es como me lo pensaba.

Una vez que estamos en el aire siento mucha más tranquilidad, pareciera que no estuviéramos elevados a kilómetros del suelo. James me mira divertido y le doy un pequeño empujón.

—No te burles de mí —le digo con una sonrisa tímida. Qué vergüenza.

—Venga, quitémosno el cinturón —se lo desabrocha y hace lo mismo con el mío—. Ahora vengo, le voy a decir a la azafata que no nos moleste a no ser que haya algún problema severo, ¿de acuerdo?

—Está bien...

Se levanta y sale por la pequeña puerta. Yo también me levanto y miro por la ventana. ¡Es fascinante! Estoy por encima de las nubes, es hermoso.

—Me alegra que te guste, pero más te va a gustar lo que te tengo preparado —James aparece cerrando la puerta y con un cinturón en la manos que endereza. Trago con dificultad, y es que no me esperaba que fuera a tener sexo en un avión en mi vida, encima en uno privado.

James se acerca a mí y me coge de la mano, guiándome hasta una puerta trasera que abre una pequeña y estrecha habitación pero lo justo para una cama y un pequeño armario.

—Tenemos por delante más de doce horas de vuelo, y quisiera hacerte sentir unas dice horas muy, pero que muy turbulentas —me susurra con voz ronca en el oído.

Sólo con escucharlo ya me siento mojada.

—¿Estás prepada, nena? —lo miro a los ojos y asiento—. Quiero que me lo digas.

—Sí, James —le jadeo.

—Así me gusta —me agarra del cabello y me acerca a sus labios esponjosos y suaves—. Gírate.

Hago caso a lo que me dice y me giro, quedando de espaldas a él. Sus manos se apoyan en mis hombros, me huele y me da pequeños besos en el cuello.

Sin previo aviso me despoja de la ropa y me queda en ropa interior. Enteramente expuesta a él. Me coge de las muñecas y me las junta, con el cinturón que me enseñó antes me las amarra haciendo que sea imposible desatarme.

—No voy a poder tocarte así —me quejo poniendo puchero.

—Esa es la cosa, nena. Si no me tocas se te hará más intenso —me besa rápidamente y se aleja.

Me coloca la mano en la cintura y me empuja para que vaya hacia la cama y me ponga en ella.

—Túmbate —me susurra.

Deseo Incontrolable II [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora